Manuel Cabello Janeiro siempre había sido un apasionado de la arqueología. Cuando emprendió la tarea de Misión Rescate no sabía aún lo importantísima que sería su labor para preservar la historia de nuestro pueblo ni lo implicados que estaríamos todos los ubriqueños con sus descubrimientos.
Durante toda su vida había, como cualquier ubriqueño, recorrido la sierra una y mil veces. Sabía de la existencia de un cobijo para los cerdos y las cabras en el lugar denominado "Salto de la Mora", y había visto restos de otras construcciones. A finales de los sesenta, estudiando el libro de la historia de Ubrique, supo de la existencia de Juan Vegazo, y los esfuerzos que había hecho para sembrar una viña al tiempo que excavaba unas ruinas romanas.
La creencia general era que allí ya no quedaba nada que mereciera la pena, y los restos visibles eran poco representativos. Pero Manuel Cabello se empeñó y se empeñó en que había que estudiarlo. Con muy pocos medios, pero con gran poder de convocatoria y convicción, consiguió implicar a Bellas Artes, a las autoridades locales, a la Diputación y a todo el que fue necesario para empezar varias campañas arqueológicas, dirigidas por el arqueólogo sevillano Salvador de Sancha, erudito y director del Museo Arqueológico de Sevilla, que desembocaron en el descubrimiento de los monumentos y la puesta en valor de todo el lugar. Sus trabajos dieron fruto, y más tarde han seguido las excavaciones y las tareas de limpieza, algunas dirigidas por su propia hija, Natalia.
Hoy día Ocurris, el Salto de la Mora (como ha sido conocido desde siempre) u Ocuri (como algunos lo conocen desde hace poco), forma parte del patrimonio arqueológico de la Sierra de Cádiz, se realizan visitas organizadas para que todos los escolares de la zona puedan conocerlo y está considerado como una de las joyas del Patrimonio Ubriqueño, y, cualquiera que esté interesado por la historia del lugar, puede consultar el libro de Manuel Cabello "Ubrique, encrucijada Histórica para caminos juveniles".
Esperanza Cabello Izquierdo, abril 2009
Durante toda su vida había, como cualquier ubriqueño, recorrido la sierra una y mil veces. Sabía de la existencia de un cobijo para los cerdos y las cabras en el lugar denominado "Salto de la Mora", y había visto restos de otras construcciones. A finales de los sesenta, estudiando el libro de la historia de Ubrique, supo de la existencia de Juan Vegazo, y los esfuerzos que había hecho para sembrar una viña al tiempo que excavaba unas ruinas romanas.
La creencia general era que allí ya no quedaba nada que mereciera la pena, y los restos visibles eran poco representativos. Pero Manuel Cabello se empeñó y se empeñó en que había que estudiarlo. Con muy pocos medios, pero con gran poder de convocatoria y convicción, consiguió implicar a Bellas Artes, a las autoridades locales, a la Diputación y a todo el que fue necesario para empezar varias campañas arqueológicas, dirigidas por el arqueólogo sevillano Salvador de Sancha, erudito y director del Museo Arqueológico de Sevilla, que desembocaron en el descubrimiento de los monumentos y la puesta en valor de todo el lugar. Sus trabajos dieron fruto, y más tarde han seguido las excavaciones y las tareas de limpieza, algunas dirigidas por su propia hija, Natalia.
Hoy día Ocurris, el Salto de la Mora (como ha sido conocido desde siempre) u Ocuri (como algunos lo conocen desde hace poco), forma parte del patrimonio arqueológico de la Sierra de Cádiz, se realizan visitas organizadas para que todos los escolares de la zona puedan conocerlo y está considerado como una de las joyas del Patrimonio Ubriqueño, y, cualquiera que esté interesado por la historia del lugar, puede consultar el libro de Manuel Cabello "Ubrique, encrucijada Histórica para caminos juveniles".
Esperanza Cabello Izquierdo, abril 2009
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