sábado, 10 de enero de 2015

Rescate de una cabeza de toro de bronce, por Manuel Cabello




Por Manuel Cabello Janeiro




NAVIDAD 1.970


            En Ubrique, como en toda España, aquel diciembre del 70, respiraba a Navidad. Calles exornadas, comercios luciendo sus mejores atavíos, vías engalanadas con mil y una bombillas, clásicos abetos, espigados y orgullosos, se contoneaban en las plazas y en los cruces de las calles; algunas calles y avenidas, más bien parecían recintos feriales.

            Todo, todo, precedía a la Navidad.


            La escuela, amén de los trabajos cotidianos, tenía, de vez en cuando, algunos trabajos manuales: la estrella, el cielo, los magos…, los niños locamente se afanaban en hacerlo mejor. En sus ratos libres se iba montando “el belén”. Cada cual aportaba lo que podía. Uno un burrito de cartón, los más audaces iban a las próximas rocas de la montaña y traían musgo, fresco y verde, aquellos otros, traían retamas de lentiscos y madroños, aquel, la clásica “casita” prefabricada en su casa, con la ayuda de su papá. Y así fueron llegando, la ovejita, el toro, y todo cuanto era necesario para un bonito “portal”.

 Profesores y alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de excursión
Aprovechan para recoger la pana del portal


            Pero un día llegó un niño. Entonces era niño, tenía 11 años. Se llamaba Juan Díaz y era batidor del Grupo. Con ilusión traía una “cabecita de toro” en metal. Era para “el belén”. Pero el pobre venía cariacontecido, porque sus compañeros le habían dicho, que por no tener cuerpo, no serviría para el “portal”.

            Tímidamente, y en fila ya los niños para entrar en la escuela, Juan se acercó a don Manuel, Maestro-jefe del Grupo, y le dijo:


-          Don Manuel, aquí traigo un torito que le falta el cuerpo. ¿Puede servir esto para el “belén”?


¡Y claro que sirvió! Tuvo un lugar destacado en el “nacimiento”, y aquello fue motivo, para que don Manuel nos informara que se trataba de una pieza de indudable interés arqueológico.








            Por aquellos entonces, Ubrique sonaba ya con repiques de triunfos en Misión Rescate, por lo del Columbario. El Grupo, bien por una cosa, o bien por otra, no paraba. La arqueología española se interesaba de lleno, por todo lo que concernía (arqueológicamente hablando) a Ubrique y su comarca. Era por tanto, muy necesario encontrar la fuente del hallazgo “Cabeza de Toro”. Lo primero era saber, de donde lo había sacado Juanito. Él decía que de su casa. Primera visita a sus padres. Después se sucedieron algunas más. A través de ella pudimos deducir lo siguiente: esta familia, con numerosa prole, vino a Ubrique, buscando el calor de su industria, del campo, donde el padre era un modesto peón, Aunque hacía años, (calculábamos unos diez), recordaba que en la cepa de una encina, al ir a poner un botijo de agua, vio la pieza, junto a una de las monedas que forman en la actualidad la Colección Rescate ubriqueña.

            Que como vio que no era oro, la guardó en casa sin darle la menor importancia. Y que allí estaba cuando el hijo la llevó a la escuela.

            Todo esto era cuanto podíamos deducir sobre su procedencia.

            Pero su valor no se nos ocultaba ya que corrían paralelos los estudios en el Salto de la Mora, sobre su yacimiento y Columbario, con la preocupación que teníamos con la “Cabeza de Toro”.





"Cabeza de toro o cabeza de dragón"
Entregada al Museo Provincial de Cádiz




            El Ubrique arqueológico alcanza su cénit. La reconstrucción del Columbario, (ya casi, casi Monumento Nacional), las distintas campañas de excavaciones, la declaración de la parte alta del pueblo como “Conjunto de interés histórico, artístico y pintoresco” (esta inquietud llevada a cabo por el Grupo) y cuanto relacionado con la historia ubriqueña, nos lleva a trabajar intensamente en busca de datos que favorecen las memorias que en su día edite la Comisaría General de Excavaciones, y para ello, todo el material encontrado sobre superficie por el Grupo 208 pasará a fundamentar las publicaciones científicas que se hagan por los técnicos.

            Por indicación del arqueólogo de Sevilla, escribimos a Madrid, y enviamos fotos de la “Cabeza de Toro”. De allí, sabiamente nos contestan diciéndonos lo que debemos hacer. Para ello haremos un estudio, consultando todos nuestros archivos, y esbozar así unas “Memorias”, que por lo largas que han sido, tendrán facetas de todos los colores.





            Una carta, fechada el 4/8/1.970, personal de don Martín Almagro, a nuestro Maestro-jefe, felicitándolo por “su buena actuación en Misión Rescate y espero siga Vd. ampliando nuevos conocimientos arqueológicos”. Fue lo que nos dio ánimo para llevar a Madrid el conocimiento de la “Cabeza de Toro”.

            Y con este motivo, con fecha 28 de abril de 1.972, escribimos a don Martín Almagro explicándole todo cuanto había acontecido en aquellas navidades del 70. Entresacamos de aquella carta algunos párrafos que creemos son de interés.


            “… en las pasadas navidades, con motivo de montar un Belén en nuestra escuela, pedía a los chicos que colaboraran con figuritas de sus propias casas. Cual no sería mi sorpresa, cuando un niño de nuestro Grupo (de ese Grupo que compone mi equipo de Misión Rescate, localizó en mano de otro niño, un “bronce” y que “rescató” entregándoselo a su Maestro…”

            Y en otro apartado de la misma carta, después de ofrecerlo a la arqueología nacional, le continuamos diciendo: “… Como anticipo del mismo le enviamos dos fotos casi tamaño natural, de lo que parece ser un bronce con historia. Su información nos serviría, como continuidad en nuestros trabajos, en esa grata misión de Misión Rescate.

            Poco después, el día 12 de mayo de 1.972, se nos contestaba agradeciéndonos (con palabras textuales) “el habernos mandado las fotografías del interesante bronce que su Grupo ha descubierto”. Recomendándonos que dicha pieza ha de ser entregada en el Museo Arqueológico de Cádiz.

            A raíz de aquella misiva madrileña, escribimos al que era Delegado Provincial de Educación y Ciencias, don Pedro Valdecantos Garcías, de cuya carta entresacamos el siguiente párrafo: “… lo que si quiero decirle es que en breves días entregaré al Museo, una pieza, rescatada por los chicos, muy bonita. Una cabeza de toro en bronce. Para su entrega, quiero hacerlo por su mediación, ahí en Cádiz, como es natural…”

            Queremos aclarar que el señor Delegado del Ministerio de E. y C. en Cádiz, era, y es, a su vez, Director del Museo Arqueológico.


            Como en esas fechas, mayo, estaba próximo a finalizar el curso, y pensábamos en todo el Grupo, lo aplazamos para final de curso, y como se dijo en nuestro “Informe” al Programa, de mayo del 72, ocurrió un pequeño contratiempo. Transcribimos lo que entonces decíamos: “… Nuestro objetivo “Cabeza de Toro” está listo para sentencia. Como ustedes saben después de haber luchado largo tiempo por conseguir unas buenas fotos, pudimos obtenerlas, y enviarlas al profesor Almagro, en el Museo Arqueológico Nacional, con carta de la que en anterior comunicado, enviamos copia. Se nos contestó que dado el interés de la pieza debíamos entregarla al Museo de Cádiz. Hasta ahora, todo bien. Pero resulta que el Director del Museo, don Pedro Valdecantos, era a su vez Delegado de Educación y Ciencia, y le teníamos escrita carta en el sentido de que nos íbamos a desplazar a Cádiz, todo el Grupo, para hacerle entrega de la pieza, habiendo pensado la de finales de curso, para que hubiera un pequeño acto, incluso con información periodística. Y… de la noche a la mañana, nuestro querido don Pedro, dimite como Delegado, y aquí nos tienen ustedes en espera de saber quien será el próximo Delegado, y a su vez Director del Museo. Compás de espera en nuestro objetivo…”

 Celebrando el Trofeo de Oro de Misión Rescate

            En junio de 1.972, volvíamos a insistir sobre la entrega de la pieza. Veamos lo que en aquellos entonces decíamos:

            “… OBJETIVO “CABEZA DE TORO”. En anterior comunicado (mayo 72), decíamos que por indicación del Museo Arqueológico Nacional, esta “cabeza de toro”, debía de ser entregada en el Museo Arqueológico Provincial de Cádiz. Y que siguiendo dichas instrucciones iríamos todo el Grupo a Cádiz, para hacerle entrega a nuestro Delegado Provincial de E. y C. y que a su vez es Director del Museo, la pieza en cuestión.

            También informábamos de su dimisión, que aunque efectiva, aún está en su puesto de trabajo. Y por no demorar más las cosas, hace quince días, tres de los componentes del Grupo, y nuestro Maestro-jefe, fuimos a Cádiz, para hacer entrega de la pieza, como así lo hicimos, pero con la contrariedad de que nuestro Delegado estaba en los Cursos de Verano para Extranjeros en Cádiz, y no nos pudo recibir él personalmente, haciéndolo su secretario, don José Sanz Cabañas, con él compartimos unos momentos, muy agradables y quedó en enviarnos el oportuno recibí de entrega y certificación de la misma.

            En este compás de espera estamos, y tan pronto esté en nuestro poder, procederemos a enviar las MEMORIAS definitivas de este objetivo…”


            Después vendría un largo paréntesis. Al Grupo 208, las cosas le van bastante bien con otro objetivo. Durante el verano 72, se trabaja por presentar unas Memorias, que más tarde le darán un soberano triunfo: El trofeo de oro de la campaña. Ni que decir tiene que el Grupo haya olvidado “La Cabeza de Toro”. Se trabaja insistentemente en el Salto de la Mora. Paseos y más paseos, para conseguir datos, medidas, informaciones y claro está, dejamos para mejor ocasión, ya que el tiempo apremia, y se tenía que enviar al Programa cuanta información fuera favorable para el que había de ser Trofeo de Oro.


            Efectivamente. En octubre un telegrama nos anuncia la concesión del Trofeo de Oro. Campanas al vuelo. Felicitaciones. Parabienes. Ubrique respira alborozo.

            No hay que dejar atrás que durante los meses de julio y agosto del mismo año, del orden de los cuatrocientos vecinos colaboran en la construcción de la Glorieta Misión Rescate. Hay una relación íntima entre el Grupo y el vecindario. Todos colaboran al unísono. Hay una suscripción popular de 20.000 ladrillos. Hasta tal punto llegan a participar en las obras, que es precisamente los domingos, cuando el personal está en descanso de sus habituales tareas, cuando más se trabaja en la Glorieta. La gente está entusiasmada con Misión Rescate. Y luego viene el campanazo del triunfo. ¡Para qué más!







Después del viaje por el Levante español, los componentes del Grupo son recibidos por las primeras autoridades en la Plaza del Ayuntamiento. Miles de criaturas se apiñan para recibir a los ganadores. Vítores, aplausos… ¡y cuántas y cuántas cosas se nos vienen a la imaginación! El trofeo queda en una vitrina en la Sala del Ilmo. Ayuntamiento. Allí está en un sitio de honor. Después... vuelta a la normalidad.

 Pero en nuestras mentes quedaba por no terminado el objetivo “Cabeza de Toro”. Aún, después de casi tres años, no teníamos información necesaria del mismo, y lo que nos preocupaba más, era el camino que había seguido la pieza con los cambios de cargos en la Delegación del Ministerio. Efectivamente había sido nombrado uno nuevo, don Pedro Caselles Beltrán (del cual tenemos una afectuosa felicitación por el Trofeo de Oro) y no sabíamos a ciencia cierta donde estaba la pieza. Un buen día, y a finales de noviembre de 1.972, don Manuel, marchó a Cádiz para ver que era de ella. La contestación la tuvimos, cuando desde Cádiz pocos días después escribía el propio don Pedro Valdecantos, “… La cabeza de dragón (aquí se utilizaba ya por primera vez la palabra “dragón” y no toro) la entregué a doña Concha. Conviene que hables con ella…”


            Dos nuevos viajes se sucedieron a Cádiz en busca de la debida información, con resultados infructuosos, hasta que por fin nos decidimos a escribir a la Directora-Conservadora, doña Concepción Blanco Mingues, con fecha 10/3/73, en la que entre otras cosas le decíamos: “… van pasando los días, meses, y no consigo ponerme en contacto con usted, no ha sido por desidia, ni mala voluntad por mi parte. Cuantas veces he ido a Cádiz, he intentado saludarla en sus oficinas, pero siempre la no coincidencia con su horario me lo ha impedido…” Y más adelante continuamos: “… En reciente correspondencia con D. Pedro Valdecantos, me dijo que hablara con usted sobre una pieza entregada a ese Museo por el Grupo de Rescate que represento. Se trata de una cabeza de “dragón”, en bronce, que el mismo don Pedro le hizo entrega. Pues bien, nosotros, para nuestros trabajos, necesitamos una certificación del Museo en la que se acredite que dicha pieza ha sido entregada, su catalogación de inédita, y su posible valor arqueológico, bien por su estado de conservación, valoración y estudio, o por cualquier otra que así lo aconsejara…”

            Poco después teníamos contestación. Feliz contestación, sellada y firmada. Habían transcurrido  desde su hallazgo 2 años y 4 meses. Bien podíamos darnos por satisfechos. La certificación es bastante elocuente. Aunque en el reportaje que adjunto enviamos, enviamos fotocopia, aquí señalaremos los puntos más importantes para dejar constancia en nuestras memorias:

           

            Se nos certifica que: “… con fecha 15 de noviembre del pasado año, don Manuel Cabello Janeiro, Maestro Nacional y Jefe del Grupo de Rescate 208 del Colegio Nacional de Ubrique hizo entrega en este centro de una pieza de bronce que aún no ha sido publicada (aquí su carácter inédito).

            Se trata (continua) de un bronce pleno con patina verde oliva, pieza de aplicación, en magnífico estado de conservación, que por su forma muy bien pudo servir de asidero para un enganche o bien para cualquier otro recipiente.

            Es pieza muy interesante, tanto por su antigüedad y calidad, como por su procedencia de la comarca de Ubrique que en la actualidad está sometida, gracias al inteligente entusiasmo de sus promotores, a un proceso de intensa excavación y estudio…”


            Para que vamos a hablar más. Ya podemos sentirnos satisfechos y orgullosos, de que la pieza tenga un indudable valor arqueológico, amén de que sirva, según se desprende de la Certificación del Museo, para un mejor conocimiento de la comarca ubriqueña.


            Y así tenemos, que partiendo de una cosa tan infantil, como el montar un “belén” en la escuela, en donde un chico aporta lo que él creía una figura más, y por cierto con cierto recelo ya que le “faltaba el cuerpo”, de una cosa tan sencilla, gracias a nuestra humilde labor, hayamos conseguido, el interés de la Arqueología por ella, y en breve, después de aumentar la riqueza histórica de la zona, sea expuesta para satisfacción de todos en las vitrinas de nuestro Museo Arqueológico Provincial.


            Contentos de nuestro trabajo, damos por terminado este capítulo en



Ubrique, verano de 1.973.


Manuel Cabello Janeiro

Queremos agradecer a nuestro amigo Manuel Jesús Venegas el gran trabajo que ha realizado con la transcripción de los textos de esta Memoria.

Los primeros pasos del turismo en Ubrique: el grupo 208 de Misión Rescate


Los Callejones de Ubrique
Postal de los años 70


El siguiente artículo fue escrito por Manuel Cabello Janeiro en 1972. En él intenta analizar la influencia que tendrá sobre Ubrique la fama que va adquiriendo debido en gran parte al programa Misión Rescate y al trabajo que realizaron los miembros del grupo 208 durante los primeros años.
Realmente consiguieron que el buen nombre de Ubrique fuera creciendo por doquier, ya que al buen hacer conservando y poniendo el valor el patrimonio de nuestro pueblo, se unía la publicidad a las manufacturas de artículos de piel.



INFLUENCIA EN EL PORVENIR TURÍSTICO DE LA ZONA DE LA

SERRANÍA GADITANA, MOTIVADA POR

LA ACTUACIÓN Y TRABAJOS

REALIZADOS POR EL GRUPO 208 DE

MISIÓN RESCATE DEL COLEGIO

NACIONAL DE UBRIQUE (CÁDIZ).

Agosto de 1.972

Por Manuel Cabello Janeiro


Creemos no debemos dejar en el olvido, aparte de haber relacionado ya en nuestras memorias y relatos sobre el álbum fotográfico, cuanto de interés histórico existe sobre el SALTO DE LA MORA, la influencia, que traen consigo nuestros trabajos, en el porvenir turístico de la zona de la Serranía Gaditana, donde está enclavado Ubrique, patria y sede del Grupo de Misión Rescate número 208, del colegio nacional.
Primero fue el captarse la voluntad del pueblo, y después trasponer por los altos de sus montañas; y el grupo, fue calando muy hondo en su provincia, hasta ser casi una “estrella” en el Programa.
Para evitar malos entendido, hemos de aclarar, que al escribir esto no nos guía la vanidad ni la presunción, sino satisfacciones íntimas que poseemos tras largos caminos recorridos.

Grupo 208 de Misión Rescate
Marzo de 1967

(11 de agosto: Nuestro amigo Juan Manuel Román nos ha mandado los nombres de los integrantes de este grupo:
"Ahí van, de pie: Pepe Toro Rincón, ¿?, Andrés Hernández Ríos, sentados: Ortíz Orihuela y Carlos Naranjo, los profesores aparte, D. Francisco Collado y D. Manuel Cabello. ¡¡Ya solo falta uno!!!")

Hagamos historia. En marzo de 1.697 el Grupo 208 se forma. Entonces cinco peques, hoy ya hombres, con sus maestros al frente, ponen toda su ilusión en el Columbario. E incluso, creyendo que si se denunciaba al pla existencia del monumento ya estaba todo terminado, se remiten unas memorias que, por incompletas, no son admitidas. Es entonces cuando de verdad se comienza a trabajar. Por aquel verano (del 67) viene un grupo de espeleólogos a Ubrique muy vinculado a la antigua Comisaría de Excavaciones, al frente de los cuales viene D. Luis Mora Figueroa. Es este Señor, el que nos pone en contacto con don Salvador de Sancha Fernández, por entonces prospector, y en la actualidad, de todos conocido, Inspector de Zona Arqueológica, Director del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, y Director de las Excavaciones del Salto de la Mora. Don Salvador, en esas mismas fechas, nos visita, y él será el encargado de transmitir nuestra inquietud a don Juan de Mata Carriazo, catedrático y arqueólogo de la Universidad de Sevilla, que nos visita en febrero del 68.
A la visita que realizamos al Salto de la Mora, asisten don Juan de Mata, don Salvador de Sancha, el alcalde de Ubrique, varios concejales, algunos señores y el Grupo 208 al completo.
Poco después es la Directora del Museo de Cádiz, doña Concepción Blanco la que acompañada por nosotros asciende a la zona del Salto de la Mora.




Plaza de Ubrique
Postal de los años 70



Mientras tanto nuestro programa, tanto de radio como de T.V.E., no para de emitir informes enviados por el Grupo. El interés arqueológico del Columbario así lo requiere, y es así como el nombre de Ubrique, famoso ya por sus artículos de piel, comienza a conocerse por Misión Rescate. Durante el curso 69-70, tenemos anotado como cosa curiosa, que Ubrique fue llevado a la pequeña pantalla 13 veces. Todo un récord. Tan conocido es ya Ubrique en nuestro Programa, que a parte de un Trofeo de Plata, se le concede en julio de 1.968, un premio de Promoción al Turismo dotado con 25.000 Ptas.
El grupo, como en posteriores ocasiones, lleva regalos de los manufacturados ubriqueños, a Madrid. Estas piezas, de la artesanía ubriqueña, son obsequio de los fabricantes de acá.
El entonces ganador del Trofeo de Oro, grupo de Aguilafuentes, es invitado, y en nombre de nuestro ayuntamiento, por nosotros, a compartir unos días en Ubrique.
Ubrique entero los recibe. Sobre todo miles de niños, se apiñan a su alrededor, para tributarles un cálido homenaje. Creemos que los componentes de ese grupo jamás podrán olvidar su estancia en nuestro pueblo.
Continuamos con nuestros trabajos. Demostrada la autenticidad del Columbario, queda su estudio y excavación. 35 meses nos llevan estos trabajos. Mientras tanto, acometemos los estudios en el pago de la “Bovedilla” (cuyas excavaciones también están previstas) cuyos trabajos son premiados, en verano 70, por una Mención de Honor. Por trabajos anteriores el grupo es premiado con el 1º Premio al Mérito de Misión Rescate, Placa de Bronce, entrega que se hizo en Sevilla, con gran alarde de prensa y radio. Nuestro nyuntamiento, en muestra y gratitud al Programa, concede, en sección plenaria, el nombre de Glorieta de Misión Rescate, a una plazuela de la Avenida Cardenal Herrera Oria.
Las prensas regionales se ocupan de Misión Rescate de Ubrique.


Ubrique, calle Guindaleta
Postal de los años 70


El curso 70-71 nos lo pasamos en el estudio y catalogación de una fábrica de curtidos antigua. Todo el utillaje se salva, no sin gran peligro por nuestra parte, ya que se encuentran en tenerías muy abandonadas y en ruina. A instancia de nuestro programa montamos la famosa exposición (febrero 71) Colección Rescate y Museo de Curtidos, visitada por nuestras autoridades provinciales y muy importante, por numerosas autoridades nacionales, que con motivo de la visita a Cádiz del príncipe de España, le habían acompañado, y que a su vez giraron visita a Ubrique.
En julio de ese mismo año, 71, es nuevamente premiado el Grupo con otro Trofeo de Plata.
Muy reciente tenemos un premio, compartido con Triana, a la mejor Colección Rescate, y que ha sido entregado en Sevilla.

Grupo de Rescate 208
Ubrique 1972


Dejando aparte la resonancia nacional en estos trofeos, conviene ir relatando otros pormenores, que intervienen directamente en la importancia turística de la zona.
Como las excavaciones oficiales no llegaban (hemos dicho antes que tardaron en venir cerca de tres años) muchas personalidades provinciales, regionales y nacionales, recibieron noticias nuestras por los más diversos conductos.
Vamos a recordar algunos nombres: do Pedro Valdecantos García, delegado provincial de Educación y Ciencias. Nuestro gobernador civil. Doña Concepción Blanco, Directora del Museo de Cádiz. Directores de los periódicos Diario de Cádiz, ABC de Sevilla y Sur de Málaga. La señora Fernández Chicarro, directora del Museo de Sevilla. Don Antonio Calderón Quijano, Rector de la Universidad de Sevilla. Don Manuel Sotomayor, Catedrático de la Universidad de Granada. Don Gustavo Grumer, Director del Instituto Alemán de Madrid. Don Juan de Mata Carriazo, catedrático de Sevilla…
 
No cabe duda de que estas relaciones dan el impulso definitivo para que las excavaciones sean efectuadas, y que por ende, el nombre de Ubrique y de su grupo de Misión Rescate sea conocido.
Claro que el conocer el nombre de Ubrique, es no conocerlo. Hace falta visitarlo. Y es con motivo de la excavación cuando de verdad se le conoce. Y al tomar contacto con él, es el momento de estrechar unos lazos muy difíciles de quitar entre visitante y pueblo. Si no que lo digan, a parte de los anteriormente nombrados, los señores que nos honran con su visita: don Juan Pedro Garrido, catedrático de Madrid, don Mariano del Amo, director del Museo de Huelva, don Fernando Portillo, presidente de la Diputación Gaditana (que dio 150.000 ptas para las excavaciones), don Jesús de las Cuevas, famoso literato, don Antonio León y Majón, procurador en cortes…, y por último, por no ser más extensos, la de don Martín Almagro Bach, comisario general de excavaciones, que promete la continuidad en los trabajos.
Queremos dejar un huequecito aquí para recordar las dos gratísimas visitas de nuestro director de programa don Aníbal Arias Ruiz, que sin lugar a duda por afinidad, ha quedado hecho un ubriqueño más. Que se lo digan a la gente del Carril.



Ubrique, vista general
Postal de los años 70



Por último, no sabemos cómo, Ubrique es incluido en la Ruta de los Pueblos Blancos. Un equipo del Ministerio de Información y Turismo, viene a ésta para captar con sus cámaras cuanta belleza hay por doquier. Cómo no, nuestro maestro-jefe los atiende, y quedan para la posteridad, fotos de nuestro Salto de la Mora (hay varias en el álbum). 
¿Qué cómo vinieron a Ubrique?, habría que preguntárselo a Misión Rescate, y a su Grupo de Ubrique.
Creemos, muy sinceramente, que cuando se viene a Ubrique, cualquier visitante, en su programa de visita están incluidas dos cosas: LA PIEL DE UBRIQUE Y MISIÓN RESCATE DE UBRIQUE.
Ubrique. Agosto de 1.972
Manuel Cabello Janeiro



(Nota: Agradecemos a nuestro amigo Manuel Jesús Venegas la gran ayuda que nos ha prestado digitalizando el texto que, por sus especiales características, presentaba grandes dificultades para su escaneo.)

La ciudad romana de Tavizna, por Manuel Cabello Janeiro



 Por Manuel Cabello Janeiro

            ¡Magnífica perspectiva se nos presentaba aquel sábado, 5 de marzo, cuando el padre de Joaquín Pacheco García llamaba a don Manuel para informarle de un tema de indudable interés para el grupo 208…!

            Porque aburridos estábamos. Desde que el Grupo había vuelto de Madrid, en el mes de noviembre del pasado año, 1.976, no había parado de llover… y nosotros queríamos “campo”.

            Un sábado y otro sábado, y un domingo y otro domingo, y… nada, que no podíamos acometer el estudio, de lo que tanto nos había hablado nuestro profesor.

            Hasta que aquella inolvidable mañana, una llamada telefónica nos pondría en contacto con una maravillosa aventura. El descubrimiento de una ciudad romana, que desde ahora bautizamos con el nombre de:


CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA


            Pero este descubrimiento no viene de ahora. Fue allá en 1968, cuando el Grupo presentó 41 posibles objetivos a estudiar; en aquellos entonces, a este objetivo le llamábamos “tumbas de la Zarza”, por ser este nombre el de una venta de camino que existe muy cerca del yacimiento.

            Durante el verano de 1968 en varias ocasiones fuimos allá. Unos diez kilómetros de Ubrique. Incluso al profesor de Sancha, lo invitamos a uno de nuestros innumerables paseos, siendo él mismo quién declaró que unas tumbas encontradas en la roca de determinadas características, pertenecían a tumbas de niños. Lo recordamos estupendamente.

            Desde entonces, hemos rastreado y “requeterrastreado” el lugar, en una zona aproximada de 1 kilómetro cuadrado, en su mayoría plano, con ligeras ondulaciones, y que intentaremos describir en estas Memorias y en el reportaje que hacemos de fotos y planos-dibujos, que acompañamos. Para ello comenzaremos con nuestras descripciones geográficas.


GEOGRAFÍA DE LA ZONA:


            Partiendo de la carretera 3331, a la altura de Las Cumbres, término municipal de Ubrique, y desde el hito kilométrico 22, tomaríamos la C.L.524, conocida por la de EL BOSQUE. Continuando por ella, a la altura del km. 8 y a unos diez kilómetros de Ubrique, una vez pasado el río de Tavizna, llegaríamos a unos grandes llanos, bordeados por pequeñas elevaciones de terrenos, que se conocen con el nombre de llanos de la Zarza, o de la Parrilla. Frente por frente a la Venta de la Zarza, y por la vereda que conduce al rancho del Molino y a los pagos de Tavizna, (es un camino de herradura) sobre un pequeño promontorio de terreno, y dominando a pesar de su pequeñez una vasta extensión de terreno, se encuentra el primer yacimiento que describiremos y que denominamos TUMBAS DE NIÑO.


            Siguiendo un poco más en nuestro camino, y en la misma dirección adentrándonos cada vez más en el monte (espeso de arbolado, carrascos y lentiscos), aparecen, de informal manera, rocas, calizas de tipo pudingas, que de vez en vez parecen como si hubieran sido cortadas, en bloques prismáticos o cilíndricos. Esta zona, no está totalmente recorrida porque son centenares de metros en lugares abruptos y de mal andancia. No obstante toda ella presenta un denominador común: El haber sido en su día una importante CANTERA, y como tal la estudiaremos.


Bordeando todo el cerro Mateo, sin llegar a la cortijada y a una media altura del mismo, hemos localizado, entre la vegetación más exuberante y en una zona sensiblemente llana, una basa de gran valor, con dos toros, y como a unos cincuenta metros de ella, una roca cilíndrica, hundida en tierra, como de un metro (por deducción) de diámetro, que bien puede ser un tambor de fuste, o una piedra de molino, (más bien nos inclinamos por esto último), y que desde luego corresponden a época muy primitiva. A esta zona la describimos con el denominador genérico de COLUMNAS Y PIEDRAS DE MOLINO.


            Desde esta semi-meseta recorrida, descenderemos nuevamente hacia la C.L.524, a la altura del puente Marrocano buscando un antiguo camino o calzada, y que en los planos del Instituto Geográfico y Catastral lo señalan como vía pecuaria, y que bien pudo ir sobre la antigua calzada romana de penetración que tenemos estudiadas hasta Ubrique, desde el Sur, y hacia el norte, pero no en dirección oeste, es decir a encontrarse con la Vía Augusta, a la altura aproximada de Hasta Regia, en el primitivo trazado de Gades, Hasta Regia, Ugia, Hispalis, Carmo, Astigi y Corduba en dirección a Cástulo. Esta vía, no bien estudiada, debió unir el municipio de Ocurris, con Itupcis y Carisa Aurelia, es decir una línea paralela al actual límite provincial Sevilla-Cádiz. Este recorrido lo abordaremos en el presente trabajo bajo el denominador de VÍA PRIMITIVA.


            Una vez pasada la carretera CL. 524, que corre paralela al antiguo camino, al menos en un buen trecho, y como a unos cincuenta metros de él, sobre un farallón de piedra, casi cubierto por ingente vegetación, de una verticalidad que imposibilita un buen trabajo para un reportaje fotográfico, nos encontramos con el último descubrimiento nuestro, de una necrópolis, excavada en la propia roca, con nichos en forma de grandes esferas, de un metro de diámetro (al menos la que está expoliada de antes), y que potencia nuestras hipótesis de que nos encontramos ante una ciudad romana totalmente desconocida. Este tema lo tratamos bajo el nombre de NECRÓPOLIS.


            Desde aquí buscaremos nuevamente el punto de arranque de nuestro imaginario paseo, es decir la Venta de la Zarza, en cuya dirección nos encontraremos un inmenso llano, con frecuentes restos arqueológicos sobre superficie (cerámicas, opus, sigiladas, tégulas, etc.) de los que hemos recogido buena cantidad para su estudio; todo este material está diseminado en una extensión de terreno aproximada a los 1.000 metros. Destacan algunos paredones, junto a la finca de la Zarza, ocupándonos de ellos en RESTOS DE LA POBLACIÓN.


Todo lo descrito ocupa una extensión aproximada de kilómetro cuadrado, y cuyo cuadrado estuviera delimitado por cuatro puntos vértices-geodésicos de un imaginario entre la Venta de la Zarza, Necrópolis de Niños, Puente Marrocano y Cortijo de la Zarza, tal y como lo describimos en uno de nuestros planos.


HISTORIA DE LA ZONA: No vamos a acometer un análisis o crítica de la pervivencia del hombre en esta CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA. No, porque de estos se ocupará la Arqueología, y la propia ciencia histórica. Nosotros, vamos a relatar, paso a paso, nuestra historia, la del por qué hemos llegado a estas conclusiones, después de diez años, de recopilaciones de datos, nuestras visitas, nuestros estudios, nuestros trabajos… y como hemos sabido captar la voluntad de la gente, para que se interesen por aquella parcela que nos legara la historia, historia que si en superficie, salvo la cantera y las necrópolis, no es espectacular, si lo será cuando este verano, Dios mediante, se hagan algunas excavaciones, dentro de las programadas para Ubrique…


Todo empezó en 1.968…


            El Grupo 208 de Misión Rescate había empezado a trabajar de lleno en el Salto de la Mora. Aquello tenía “garra”. Una y otra vez, el Grupo se reunía para ir clarificando objetivos a seguir en fechas posteriores. En verano de 1968, presentamos al programa un pequeño guión, con un plano incluso, de todos los yacimientos arqueológicos que había en la comarca. En total eran 41. A esta cantidad habíamos llegado, gracias a la colaboración de todos los batidores y rastreadores del Grupo. Era consecuencia lógica, de aquel famoso concurso de “PISTAS”.

Por otro lado, y esto nunca lo hemos referido, Ubrique, por aquellas fechas era una población de inmigrantes. Venían al logro de nuestros archifamosos artículos de marroquinería. En general eran familias procedentes del campo en busca de mejores condiciones de vida…

Y estos hombres, criados en nuestros campos, conocían al dedillo su orografía y, como no, todos los restos de “obras de moro” que hay por aquí. Y así llegamos a conocer estos verdaderos yacimientos arqueológicos, gracias a las informaciones que a sus hijos, en nuestras escuelas, facilitaban sus padres.

            Un antiguo rastreador, hoy es también protagonista. ¿Recordáis aquel chico que entregó para un “belén” una cabecita de toro?, pues este mismo chico, mejor dicho padre, sería quien nos diera la primera pista sobre la Ciudad Romana de Tavizna. Nos habló, de las tumbas que lo llamamos de niños. ¡Claro, eran las más espectaculares! Y allí fuimos una y otra vez, y hasta conseguimos llevar al que actualmente es hoy director de las excavaciones del Salto de la Mora, que fue quien en definitiva las señaló como unas tumbas para niños. La describiremos:


A)    TUMBAS DE NIÑOS.


Se trata de varias tumbas, (las que están a la vista están expoliadas) unas semi-prismáticas, otras semicilíndricas, excavadas en la propia roca. Hemos contabilizado siete de ellas en una pared de no más de 10 metros de longitud, aunque esta pared se continúa, formando ángulo debajo de tierra. Siguiendo consignado nuestro Programa, no hemos hecho excavaciones, pero si hemos limpiado de malezas, tierra suelta, y piedras algunas de ellas, encontrando en las dos centrales, que no tienen cubiertas por desprendimiento, unas pequeñas hornacinas, para las ofrendas, o para el depósito de las urnas cinerarias. Son pequeña, las hornacinas, pues tiene aproximadamente 30 cm. De ancho, por 20 de alto por 20 de fondo. En las bases de estas pequeñas hornacinas nos encontramos con un pequeño reborde que imposibilita la caída hacia fuera de las ofrendas o las urnas que se depositaron en ella.

El tamaño de las tumbas en general, es de 50 cm. De ancha, 75 de alto y de fondo puede alcanzar los 60-70 cm. Porque su forma no es  regular. Frente a las tumbas, un pequeño llano artificial, o plataforma primitiva, a la altura de las bases de los enterramientos que le da un aspecto de santuario al aire libre.

LA CANTERA.


Interesantísimo resto arqueológico. Cuando en principio nos señalaron las que denominamos Tumbas de Niños, nos hablaron de “bancales” de piedra. Este dato está tomado de nuestro abundante archivo. Y efectivamente, desde que en marzo iniciamos esta tarea central del estudio de la Ciudad de Tavizna, hemos realizado un estudio concienzudo sobre esta primitiva cantera, que por cierto no hemos terminado totalmente, primero por su amplitud, y segundo porque la vegetación no nos deja. Nuestros especialistas Piñero y Pacheco han medido alrededor del medio millar de huecos, de donde han salido sillares, sillarejos, basas, capiteles, tambores de fustes, etc. Piedras, que están no solo en la propia ciudad estudiada, sino que hemos hecho estudios comparativos, y el mismo material lo encontramos en el Salto de la Mora, en los Bujeos, en Itupcis, etc. Como anécdota podemos agregar que la mayoría de las medidas corresponden a sillares normales, del orden de un cuarto de metro cúbico, pero ha habido concretamente tres, que medían más de dos metros de larga, es decir, que corresponden a tres gigantescos sillares. Las columnas, o parte de ellas, que denunciamos en la pág. 2 de nuestras MEMORIAS, presentan según lo descubierto una magnífica factura y alta calidad, expresada por su cincelado y por la categoría de los dos “toros” ornamentales de la misma. Esta pieza, aunque la hubiéramos querido rescatar para nuestra Glorieta de Misión Rescate en el pueblo, no hemos podido por su gran peso y agreste sitio donde está.


B)    COLUMNA Y PIEDRA DE MOLINO.


Relatando el anterior capítulo, hemos relacionado la gran basa de columna encontrada en la semi-meseta del cerro Mateo. Está como escondida entre la maleza. Y muy próximo a ella, como a unos cincuenta metros como antes hemos dicho, una fenomenal piedra cilíndrica, a manera de piedra de molino de tambor de fuste o similar, se encuentra semienterrada por el tiempo, y que desde luego no hemos intentado sacar, por su magnitud, y porque había que hacer obras de excavación que pudiera perjudicar a lo que pueda haber allí.

No desechamos la hipótesis que se trata de material obtenido de la próxima cantera, y que quedara allí. Eso lo dilucidará la piqueta del experto…


C)    CALZADA O VÍA PRIMITIVA.


El gran empeño que pusimos en el estudio de la Vía de penetración desde Carteya hacia el interior, a su paso obligado por Ubrique, y siguiendo dirección norte, en la 9ª Campaña, puede aumentarse al comprobar que próximo a las dos necrópolis estudiadas en estas MEMORIAS nos encontramos con un camino, que bordeando el río de Tavizna, asciende muy próximo a la necrópolis del talud hacia las alturas del cerro, buscando la dirección oeste. Un somero estudio de posibilidades, nos completará su origen, que parte precisamente desde Ubrique, porque la configuración geográfica, encerrada entre dos montañas, la del Albaicín y la del Higuerón, no pueden dar otra alternativa.

El grupo en la necesidad de documentarse, separa el estudio de la Vía de Penetración en el verano de 1975, vio como la provincia gaditana está atravesada por la Vía Augusta, que partiendo desde Gades, se adentraba hacia el norte, pasando por Hasta Regia o Mesa de Hasta. A esta altura, aproximada, nos encontraríamos con la unión de esta otra, localizada hipotéticamente por nosotros, con la augustal, después de recorrer los municipios de Iptuccis y Clarisa Aurelia, de entre otros.

A escasa distancia, unos doscientos metros, hay un puente, hoy destruido llamado puente de Tavizna, que si bien en si, está reconstruido, o ha estado reconstruido, bien pudo llamarse romano, como producto de su antigua fábrica. De este puente, tenemos una lápida conmemorativa que dice: “AÑO DE 1.730 GRACIAS A CUATRO VILLAS SIENDO SINDICO LUIS PAEZ CHACON”. El valor aquí de esta inscripción pontal es solo anecdótico.

Lo que si es cierto, que recorrida en parte esta posible calzada, tiene toda la pinta de ser una auténtica Calzada Romana.


D)    NECRÓPOLIS DEL TALUD.


Y por fin nos encontramos ante la gigantesca fábrica de estas necrópolis. Lamentablemente están en una pared casi vertical, y es imposible captarla fotográficamente con los medios que disponemos, porque para ello, o tendríamos que poner una terraza con andamiaje especial, imposible por su coste, o tener unas cámaras especiales, con potentes teleobjetivos, que pudieran plasmar la belleza de estos enterramientos. Lo cierto es que el SR. Pacheco, un buen día de paseo con su familia en el campo, observó en esa pared, la existencia de una oquedad, que denunció al Grupo, por medio de su hijo. Le había llamado la atención. El Grupo, en múltiples ocasiones ha visitado la zona, pero nunca la había localizado. Ciertamente que estas oquedades están tapizadas por exuberante vegetación, y que son muy difíciles, por su posición y encubierto, el poderla ver de buenas a primeras. Pero tenemos la fortuna que nuestro rastreador Joaquín Pacheco García, acompañado un día por su padre la localizara y las descubriera para el Grupo, siendo esta la chispa para que toda la actividad del Grupo, se haya centrado en este tema y podamos hoy contarlo para Vdes.


            Lo primero que hemos hecho ha sido limpiar en lo posible la vegetación, las piedras sueltas, y cuanto estorbaba para hacer una pequeña prospección oficial. En principio hemos localizado hasta cinco huecos, de los cuales uno solo, se ve que ha sido violado, pero que en contra tiene una factura de extraordinario acabado. Hacia la derecha de esta primera oquedad existe otra, no descubierta, pero que se deja ver en la propia roca. Más abajo, unos dos metros, existen otras dos, semi-paralelas a las anteriores. La de la izquierda, llena de tierra, piedras, y restos de todo tipo, y la de la derecha a su vez, casi tapiada, ya que por derrumbe solo aflora la parte superior.

            Y continuando, aún más abajo nos encontraremos con otras dos, casi en posiciones idénticas a las anteriores, pero estas mejor conservadas, aunque como todas rellenas nuevamente. Se conoce que a partir de aquí, es decir a unos cinco metros de la máxima altura de la roca, continuaron habiendo nuevas sepulturas, porque la tierra desprendida desde arriba, ha formado un compacto, que cubre con una fuerte capa el resto de la necrópolis.


E)    RESTO DE LA POBLACIÓN.


Y desde este impresionante talud o farallón, nos dirigimos nuevamente hacia la Venta de la Zarza, por una zona eminentemente llana. Y será en todo este sector donde nuestros rastreadores de ahora, y de los grupos que le precedieron han encontrado más abundante y valioso material, generalmente cerámico. De éste, los hay de todo tipo: ops, sigalatas, tégulas, restos de mil y un cacharros, etc. De ello hay buenas muestras en nuestra colección Rescate. Y de lo último encontrado, y aún no catalogado por nosotros, en el álbum que acompaña a las MEMORIAS hay importante muestrario. En cierto modo este llano está recorrido por la carretera local 524, atendida, de vez en vez, por los equipos de Obras Públicas. Pues bien recordamos, aproximadamente hace cuatro años, que sacando arenisca para unas reparaciones de la carretera, las máquinas dieron con abundantes materiales, sobre todo tégulas y ladrillos grandes, por lo que el capataz de la misma, D. José Chacón, llamó a nuestro Maestro-jefe, que le visitó, y a la vista de lo que allí había, les recomendó nuestro Maestro, que dejaran por el momento esta excavación, y la hicieran en otro sitio, como así, gentilmente, lo hicieron. Este pequeño rincón está dispuesto para que este verano, tengamos nuevamente una zona de prospecciones arqueológicas, ya que así lo tenemos interesado.

            Y ya próximos a la casa de la Zarza, a sus espaldas y en un buen radio de extensión, casi podríamos asegurar los 200 o 300 metros, diversos paredones de obras a todas luces romana, por su argamasa, y en otras por sus incertum, se distribuyen por doquier, destacando tres amplias salas rectangulares que en su día debieron ser viviendas o locales de cualquier tipo.





 



Indudablemente con este enorme rastreo que ha llevado el Grupo 208, escriben seis apartados, en esta HISTORIA DE LA ZONA, cuyos apartados podrían constituir, de por si, un objetivo determinante, demuestra la existencia de esta CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA, inédita, desconocida, y que nadie ha podido ni imaginar. Pero para ello, han tenido que ir enlazándose una serie de acontecimientos y hechos durante diez años, y una labor conjunta de equipo, para que se llegue al final. Al final nuestro, queremos decir, porque el punto final de esta hermosa historia, lo pondrá el técnico y la arqueología nacional.

Fácil es vislumbrar, el enorme trabajo al que hemos estado sometidos, y en algunos momentos en peligro, conjugado, claro está por la presencia de nuestro Maestro-jefe. Pero a más de uno de nosotros “las borregas” en las manos nos han salido de tanto limpiar. Unamos a estos, harto ya de limpiar, la confección de planos, dibujos, croquis, teniendo que tomar medidas, subiendo y bajando, de arriba abajo, un día y otro día… menos mal que lo mejor de todo eran los comentarios que en la clase de sociales, hacíamos en amplio y dilatados diálogos, siempre era agradable hablar de estos temas.





 



Con esto queremos poner punto y final, en estas MEMORIAS, estando solamente a la espera de las certificaciones del experto.


 Manuel Cabello Janeiro

Ubrique, mayo, 1.977
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Queremos agradecer a Manuel Jesús Venegas el gran trabajo que ha realizado con la transcripción de los textos de esta Memoria.
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