viernes, 31 de diciembre de 2010

Ocurris en las "Inscripciones romanas en la provincia de Cádiz"

  "Inscripciones romanas de la provincia de Cádiz"
por don Julián González Fernández, 1982


Por Esperanza Cabello

Estos días son muy apropiados para realizar todo tipo de investigaciones. Estábamos enfrascados en la búsqueda de un libro en casa de la bisabuela sobre la heráldica municipal de la provincia cuando nuestro tío Eduardo Bernal nos ha mostrado un magnífico libro, también de la provincia: "Inscripciones romanas de la Provincia de Cádiz", escrito por el Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla, don Julián González Fernández, en 1982.
Nosotros, sin haber tenido la oportunidad de conocerlo personalmente, habíamos oído hablar mucho de este profesor, puesto que fue uno de los personajes fundamentales para la puesta en valor del yacimiento romano de Ocurris y el experto filólogo al que recurrieron nuestro padre y don Salvador de Sancha en cuestión de inscripciones.
Hemos aprovechado la ocasión para detenernos un poco en las cuatro inscripciones romanas conocidas relacionadas con Ubrique que don Julián hace constar en su libro, y así las recordamos un poco:


La primera inscripción continúa desaparecida



Se trataba de una inscripción honoraria encontrada en el Salto de la Mora (Benalfi Alto) por don Juan Vegazo en 1792 y cedida al Museo Provincial de Cádiz por don Antonio Guerrero posteriormente. Medía 0,75 de altura por 0,64 de anchura y se puede fechar en el año 142 después de Cristo. Fue ofrecida al emperador Hadriano por la "PVB OCVRITANOR"
Esta inscripción desapareció, no sabemos cómo, de los fondos del museo provincial.




Inscripción honoraria de Cómodo
Se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Cádiz


La segunda inscripción a la que hace referencia don Julián González es la que se conserva en el Museo Provincial de Cádiz actualmente, se trata de una inscripción honoraria en placa de mármol que mide 0,59 m. de altura, 0,475 m. de anchura y 0,095 m. de grosor. Fue descubierta en las mismas circunstancias que la anterior y cedida al museo por don Antonio Guerrero y el alcalde de Villaluenga, don Antonio Segovia.
Fue ofrecida al emperador Commodo por la RES. P OCVRITANORUM. La fecha de 186 después de Cristo ha de aceptarse con grandes reservas.


Como anécdota, en clave de humor, queremos comentar que el profesor González explica que "tal vez se haya producido un error en la grabación" y "que los números de las magistraturas no se corresponden entre sí". 
Lo sentimos, amigo Cayo, a pesar de los años hay quien piensa que quien se equivocó fue el lapicida.



Pedestal de Postumia
Encontrado en Ocurris en 1824


La tercera inscripción a la que se refiere el profesor González es la grabada en un pedestal de grandes proporciones, encontrado en 1824 en el Salto de la Mora y que fue utilizado como pilar de una casa en la calle Méndez Núñez, junto al río, por lo que está muy deteriorado. 
Es un pedestal de 1,39 m. de altura, 0,47 de anchura y 0,41 de grosor. Las letras son muy elegantes, probablemente del siglo II después de Cristo.
Don Julián sitúa el pedestal en la Plaza Mayor de Ubrique. Suponemos que es el mismo que actualmente se encuentra en la Plaza de Misión Rescate, aunque habrá que confirmar esa suposición.


Inscripción honoraria de Antonio Buco
Encontrada en 1936 en Ocurris


La última de las inscripciones romanas relacionadas con nuestro pueblo es este fragmento de placa de mármol blanco, posiblemente del siglo III después de Cristo, encontrado en abril de 1936 en la "segunda necrópolis" de Ocurris, que actualmente forma parte de una colección particular en Sevilla.

Todos los datos, transcripciones, referencias e imágenes que hemos utilizado corresponden a la edición de la Diputación de Cádiz de 1982. En el libro (disponible en la Biblioteca Municipal) podemos consultar todo lo necesario y leer las transcripciones completas de las cuatro inscripciones.



Es un lujo haber podido volver a leer estas páginas sobre las inscripciones romanas relacionadas con Ubrique. Siempre hay ocasión de aprender y entender un poco mejor lo que nos rodea de la mano de un experto. Y nos alegramos de saber que el profesor González continúa con su trabajo, sus publicaciones y sus investigaciones
Las inscripciones y las piedras talladas nos recuerdan aquellos tiempos en los que recorríamos con nuestro padre todos los campos de nuestra sierra, fijándonos en cada muro, en cada piedra, en cada detalle, buscando siempre algún vestigio de nuestros antepasados.


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jueves, 28 de octubre de 2010

El primer Trofeo de Plata de Misión Rescate para Ubrique: julio de 1968

Manuel Cabello Janeiro
Ubrique, 1968

Por Esperanza Cabello


Una de las mayores alegrías para Manuel Cabello aquel verano de 1968. Después de tantas dificultades, de tantos papeles, de un par de buenos intentos y de mucha ilusión, en julio de 1968 conseguía su Primer Trofeo de Plata de Misión Rescate, por el rescate de la ciudad romana que se encontraba en El Salto de la Mora.
Aunque con muy poca calidad fotográfica, no podemos dejar de mostrar la siguiente fotografía:

 Entrada al Columbario de Ocurris
Ubrique, 1968

Corresponde, efectivamente, a la entrada del columbario del Salto de la Mora, tal y como estaba cuando Manuel Cabello se empeñó en que dejara de ser una cabreriza y convenció, con mucho efuerzo, a los dueños de la finca para que dejaran de guardar el ganado en el monumento funerario.
Con ello, y con llamar la atención de los expertos, tuvieron bastante por el momento. Manuel Cabello volvió a presentar su memoria, buscó a un experto arqueólogo que testificara la importancia del rescate (fue don Salvador de Sancha, director también de las excavaciones de Bolonia en aquella época) y obtuvo el primer trofeo de Misión Rescate para el grupo 208 de Ubrique.
En el siguiente recorte de prensa, del 18 de julio de 1968, podemos leer también cuáles eran los otros afortunados:


Premios de Misión Rescate
(Pinchar sobre la imagen para ampliar)


El Trofeo de Oro fue para el grupo de Aguilafuente, que visitó Ubrique en su gira por España, y también a los grupos de Villalmondar, de Puente Genil (cuyo maestro fue muy amigo de nuestro padre), de Ubrique y de Peralejos de Solís tuvieron trofeo de Plata.




lunes, 27 de septiembre de 2010

El Beato Diego José y Ubrique


Portada del libro publicado
por Manuel Cabello Janeiro en 1994



Por Manuel Cabello Janeiro


El Beato Diego José y… Ubrique

Con cierta satisfacción, no exenta de cierta  extrañeza, hemos venido leyendo en nuestro Diario noticias sobre fray Diego referidas a los cultos que en su honor la ciudad gaditana ha venido celebrando con motivo del primer centenario de su beatificación, culminando los mismos con la erección de un monumento –obra del escultor sevillano Francisco Parra- en su honor, ubicado en las cercanías de la casa en que su madre, doña María García de Rendón de Burgos, natural y vecina de Ubrique, lo trajo al mundo, al tener que trasladarse desde esta población serrana a su capital unos días antes por problemas de salud.
Hasta aquí nuestra satisfacción por lo bien que lo han hecho los gaditanos. Pero nuestra extrañeza ha surgido cuando hemos ido leyendo en esas mismas páginas las semblanzas de diversos oradores, el obispo, el padre provincial de Capuchinos y algún biógrafo más al hacer referencia a la vida de nuestro futuro santo se olvidan por completo de su verdadero origen, que fue Ubrique, a cuya cuna jamás renunció el beato.
A este pueblo había llegado su padre, don José López  Caamaño, “natural de la antigua e ilustre ciudad de Tuy (Pontevedra), donde nació en 1707, y de donde había emigrado siendo soltero con uno de sus hermanos a Cádiz, contratados por la Casa Ducal de Arcos, donde alcanzan los empleos muy decentes de Alcayde de la Puerta de Sevilla y Teniente Comandante de aquella bahía, de donde pasó a Ubrique”. (Datos tomados del Archivo Histórico de la Ciudad de Tuy).
En Ubrique José López Caamaño se casó con doña María, la madre del beato, con quien tuvo dos hijos y un tercero que murió en el parto. Al gestarse el cuarto hijo, el que se llamaría José Caamaño García, nuestro futuro beato, dispusieron sus padres marchar a Cádiz, donde existían mejores médicos, para que la madre fuera atendida y se alojaron en casa de su hermano y su cuñada, donde el 30 de marzo de 1743 vino al mundo con toda felicidad el pequeño José Francisco Juan María, como le impusieron en su bautismo cuatro días después.
Aún sin reponerse su madre -pues los servicios del padre como administrador de la Serranía de Villaluenga (Grazalema, Benaocaz, Villaluenga y Ubrique) eran muy necesarios- lo traen a Ubrique, donde vive el joven José Caamaño hasta los quince años, que le llegó la llamada capuchina, después de pedirla ante su Virgen de Los Remedios, que le iluminó. Otros cinco años los pasó en sus estudios en diversas poblaciones y seminarios. Seis años más habitó en el convento de Ubrique, ya sacerdote, preparándose para ser capuchino, misionero y santo, los grandes pilares de su vocación.
Durante estos fructíferos años obró dos de sus grandes milagros, la multiplicación de los panes, a la puerta del convento ubriqueño, junto a la hospedería, y la reparación de los huevos rotos, caídos del canasto de una joven en la empinada cuesta de la calle de los Solanos, también de Ubrique.
Una vez bien pertrechado espiritualmente partió por los caminos de España, predicando su doctrina, sin olvidar a su pueblo y sin perder jamás su conventualidad ubriqueña.
Cuando le llegó su muerte en Ronda- murió en una casa particular-, pidió por dos veces a sus médicos ser enterrado en su convento de Ubrique, cosa que entre unos y otros le negaron.
Desgraciadamente a Ubrique le han “timado” tanto el origen como el lugar de descanso eterno del Beato Diego José.
El Padre Fray Juan Bautista García Sánchez – ahora ya no se utiliza el “apellido”  del lugar de su  pila bautismal, donde se hizo cristiano, al igual que a nuestro Beato le pusieron “de Cádiz”, de obligado cumplimiento en el siglo XVIII- en su amena obra “Trotacaminos de Dios” así lo dice: “Fray Diego de derecho nació y murió en Ubrique” y aún es más, agregamos nosotros, sus sandalias capuchinas, con las que recorrió casi 50.000 kilómetros por los caminos de España, eran tan ubriqueñas, salidas de los noques, como ubriqueño era él mismo.
De una vez por todas ¡Hagámosle justicia a este futuro santo! Y así conseguiremos que la historia no “time” más a su pueblo, Ubrique.
Su madre, la Virgen de los Remedios, la que le impulsó su fe; su convento y su pueblo Ubrique fueron los puntales fundamentalísimos para hacerse capuchino y misionero… y muy en breve, con el buen hacer de todos, será nominado ¡¡Santo!!


Manuel Cabello Janeiro, Ubrique
17 de noviembre de 1996.



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Este artículo fue publicado el 17 de noviembre de 1996 en el "Diario de Cádiz". Nuestro padre estaba muy molesto porque no se había hecho ninguna alusión a nuestro pueblo durante los actos del primer centenario de la beatificación de José Caamaño. Un ubriqueño que nació circunstancialmente en Cádiz, a causa del estado de salud de su madre, la ubriqueña María García de Rendón de Burgos.
Previamente, en 1994, Manuel Cabello había publicado un libro biográfico sobre el Beato, después de varios años investigando en los Archivos Parroquiales, Municipales y en los archivos de los Capuchinos en Sevilla. En este libro, cuya portada es, precisamente, la imagen de la litografía de Ubrique de la que hablábamos hace unos días y a la que tanto aprecio tenía.

jueves, 6 de mayo de 2010

La judería de Ubrique



Revisando las notas de Manuel Cabello, encontramos hace casi un año un montón de apuntes sobre moriscos y judíos en Ubrique: edificaciones, fechas, zonas y posibles localizaciones.
Esos datos se reflejan también en su libro "Ubrique, piel al descubierto", en uno de los itinerarios por el casco antiguo:


La Trinidad, 1987
Foto: Manuel Cabello


"Nada más alcanzar la Plaza de la Trinidad, sobre un parámetro construido al efecto y bien visible, se hallan dos murales de cerámica, realizados con la técnica del sobrepaño. Uno representa a la Santísima Trinidad y el otro al Beato Diego José de Cádiz (Ubriqueño de derecho y gaditano de adopción, ya que nació, forzado por la enfermedad de su padre, en la capital gaditana).



El primero de estos murales tiene su origen en otro muy parecido que colocara el propio Beato en ese lugar en 1781, cuando vino a predicar las honras fúnebres del V.P. Ignacio Calvo. Destruido éste en los sucesos de 1936, se reconstruyó nuevamente, intercalándose las piezas que se salvaron del expolio en 1939, año en que se colocó el segundo mural como homenaje de Ubrique al Santo.

Calle Toledo, años 70

La Plaza está bordeada por algunas edificaciones en estado muy lamentable, pero hay que detenerse en una, adosada a los murales que hemos comentado, al parecer del siglo XVII (la madre de Cecilia Böhl de Faber la menciona en su diario) la cual conserva en los bajos restos que, personalmente, atribuyo a una sinagoga. Hipótesis que argumento por estar en la calle Toledo, por ser presumiblemente barrio de la Judería y por la estructura que aún perdura del antiguo templo, que puede visitarse en los sótanos del corralón de la Trinidad.



Interior del Corralete de la Trinidad
Foto: Manuel Cabello 1987

Desde esta Plaza podemos alcanzar la del Ayuntamiento a través de la calle Botica, construida en el siglo XVII, cuando Ubrique se expandió buscando la llanura de sus huertas. Es una auténtica calle abalconada muy bella en su conjunto, en la que destaca la herrería de forja de los balcones. La casa número 15 corresponde a una antigua farmacia (botica), que le da nombre a la calle, siendo en la actualidad una auténtica reliquia farmacológica. Otra de las calles que desembocan en la plaza es la de Pemán (calle Los Solanos), de gaditanísimo nombre, dedicada a José María Pemán.


Calle Toledo desde el Portichuelo
Años 50

Por último cierra esta plaza la calle Toledo (Alcázar de Toledo), cuyo nombre es una referencia clara a la capital española de los judíos, y pensamos que esta calle, así como las colindantes (los Solanos, los Morales, Cantarrana...) formaron parte del barrio de la judería anteriormente citado".



Hasta aquí la historia que cuenta nuestro padre. A ella tenemos que añadir una gran curiosidad:
Cuando hace un año empezamos a revisar los documentos sobre la judería, movimos unas cuantas fotografías que nos parecieron interesantes: las del interior del Corralete con sus columnas y sus antiguos habitantes.
Al poco tiempo, nuestro amigo Manuel Jesús, muy interesado por la historia de Ubrique, nos explicó que los antiguos habitantes del corralete eran sus abuelos; que precisamente esas fotos que nuestro padre había hecho en 1987 era de la casa de sus abuelos; que la señora tan sonriente cuya fotografía está en "Ubrique, piel al descubierto", es su abuela:



Hemos buscado desde entonces las fotografías originales de los abuelos de Manuel Jesús en el Corralete de la Trinidad, en la posible "judería" de Ubrique, pero aún no la hemos encontrado. Así que por fin está hecha la entrada, y quedan los dos testimonios: el familiar y el histórico.


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lunes, 29 de marzo de 2010

La parroquia de Ubrique

Fachada lateral de la Parroquia
Fotografía: Manuel Cabello, abril 1968


Por Esperanza Cabello



Estamos oyendo las campanas de la iglesia en esta mañana de domingo de Ramos.
Durante toda la semana un montón de personas se han afanado para tenerlo todo listo y poder reabrir, aunque sea parcialmente, la parroquia.
Es uno de los monumentos religiosos más importantes de Ubrique. Nuestro padre le dedicó muchas de sus investigaciones, no sólo al edificio en sí, sino a la imaginería del interior. La Parroquia fue objeto de investigación de Misión Rescate en varias campañas a partir de 1968.

Hoy queremos retomar el propósito de este blog, y seguir comprobando cómo Manuel Cabello trabajó para dar testimonio y salvaguardar cualquier evento, cualquier manifestación artística o cultural de nuestro pueblo.

Para ello transcribimos un extracto del capítulo IX de "Ubrique, piel al descubierto", en el que habla de la Parroquia (en naranja las notas a pie de página):


"Volviendo las espaldas a la fuente comentada veremos el edificio de la Parroquia, con advocación a Nuestra Señora de la O.
No podemos darle por su aspecto exterior el carácter de monumental, ya que se asemeja a un enorme caserón con una chimenea (el campanario) también muy grande.
No sabemos con exactitud la fecha de su construcción, aunque labores de investigación muy recientes en el Archivo Diocesano de Málaga (diócesis a la que pertenecía) nos dicen que ya en 1967, "... cien años después de construida...", se llevaron a cabo unas importantes obras de restauración dirigidas por Pedro Díaz de Palacio, muerto en 1636(16).

(16)Aportaciones a la Obra de Pedro Díaz de Palacios: La Iglesia Parroquial de Ubrique. Boletín del Museo Diocesano de Arte Sacro. Málaga)

Su interior es amplio: tres naves con bóveda de medio cañón y cúpula de media naranja con interesantes pinturas al fresco efectuadas por autores de la escuela sevillana, de las que destaca la que va en la cúpula central: "Una glorificación de Dios" con numerosísimos ángeles cuyas caras son retratos de otros tantos niños ubriqueños, que, curioseando, se acercaban por la Parroquia en 1940 durante la postguerra, cuando fue pintada.
Hay una cuarta nave, más pequeña, conocida por "la del baptisterio", que en su tiempo fue producto de la unión de varias capillas (de las que se conserva una singular del Patriarca San José), y, al fondo de la misma, se encuentra, separada por una interesante cancela de forja, la pila bautismal, hoy en desuso(16-a).

(16-a)Actualmente esta zona del baptisterio ha sufrido una pequeña modificación y se ha incorporado en ella un pequeño Tabernáculo (antiguo monumento o túmulo del Jueves Santo) haciendo las veces de una nueva capilla del sagrario, recoleta y devota.
Las paredes se exornan con algunos objetos piadosos, de entre los que destaca una soberbia pintura, obra de Lucas Jordán.)


El templo posee dos portadas de enorme sobriedad en sus sillares, bien cortados y con nulas concesiones a lo decorativo.
En la portada lateral una sencilla lápida hace alusión a reparaciones efectuadas en 1869, siendo cura "... el presbítero, licenciado y abogado de los tribunales de la nación señor don José Salvador de las Cruces Alva..."

Sobre la portada principal, que da a la polazuela de la Iglesia (Plaza de Francisco Fatou) descansa una singular torre ochavada que hace las veces de campanario, con cuatro balconcillos arcados de los que se suspenden cuatro campanas de distintos tamaños a las que el pueblo denomina, según la escala de sus tonos musicales, en ¡¡Ton...!!, ¡¡Tan...!!; ¡¡Tin, Tin...!! y ¡¡Tan, Tan...!!, que voltean sobre sus ejes, son dos campanas algo más pequeñas.

En las obras parroquiales que se llevaron a efecto en el año 1974, como antes hemos comentado, no sólo se pusieron al descubierto algunas de las incógnitas de su fundación, que se fijó hipotéticamente a principios del siglo XVI, sino que, gracias a ellas, se llegó a conocer su rico columnario, hasta entonces cubierto por mampostería y estuco (trabajos que se llevaron a cabo en 1775, después del gran terremoto que asoló Andalucía) que ocultaba a la vista ocho bellas columnas jónicas y dos dóricas, que sostienen el arco toral, trabajadas todas en arenisca dura.

Su iconografía, riquísima en su tiempo, (la mayor parte fue quemada intencionadamente en los sucesos de abril de 1936) está compuesta por una serie de imágenes y diversas tallas, de las que destacamos una obra de Jerónimo Hernández (1540-1586), discípulo de Vázquez, "el Viejo", que... "sugestionado totalmente por la plástica y monumentalidad miguelangelesca nos dejó una de las más exquisitas muestras de su, a la vez, delicada y valiente producción, en la imagen de la Virgen de la O que presidía el altar mayor de la iglesia..." Hoy día está en el Sagrario(17).


(17)Jerónimo Hernández, el día 2 de septiembre de 1575 se comprometió con el Mayordomo Mayor de las iglesias de Sevilla, don Martín Vergara, por 160 ducados a hacer una imagen de Nuestra Señora, de tamaño natural. Finó la obra el 28 de octubre de 1576, fecha en que entregó la talla a Álvaro Cevallo, para su pintura, dorado y estofado. (del libro "Jerónimo Hernández", de Celestino López Martínez.
Iten. Enciclopedia Gaditana, ed. Caja de Ahorros de Cádiz. Antonio de la Barba.



En la capilla que llamé "del Patriarca" hay un San José, de enorme expresividad, religiosidad acentuada y fuerte dramatismo, de autor desconocido, qu ebien puede fecharse a finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX. (17-a).


(17-a) Confirma este dato el hecho de que, en 1774, "... se compró una esfinge de San José con el Niño, costeado por las limosnas de los fieles. El báculo de plata (conocido popularmente como "la vara") lo donó doña María González, viuda de don Pedro Mateos Moscoso..." (Anotaciones manuscritas en el libro de inventario de la Parroquia. Año 1815).



Preside la Parroquia un Crucificado de Castillo Lastruccis, ejemplo de línea anatómica y proporción, así como fiel exponente de fuerte pesar. Es de época reciente y vino a sustituir al Cristo del Perdón, que fue pasto de las llamas en abril de 1936.

Existe también una imagen de la Virgen de los Dolores, talla de vestir, fechable a finales del siglo XVII, de gran belleza, con marcada y serena angustia en su rostro, prototipo de las "vírgenes de palio" en los tradicionales desfiles "semanasanteros" de Andalucía.
El resto de imágenes son muy modernas y posteriores a 1940, en que se reestructuró la Parroquia".


Aquí termina el relato de nuestro padre sobre la Parroquia. Como decíamos al principio, durante toda la semana mucha gente se ha afanado en los trabajos para poder celebrar los cultos de Semana Santa y, aunque la fachada lateral está prácticamente terminada, la fachada principal aún necesita un esfuerzo más.


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lunes, 15 de febrero de 2010

El agua en el Salto de la Mora

Plano del agua en Ocurris
Realizado por Manuel Cabello en 1972


Por ECI,

Hoy, echando un vistazo a la prensa local, hemos encontrado en el Periódico de Ubrique el siguiente artículo:
Investigación sobre las construcciones Hidráulicas en Ocuri, por Luis Javier Guerrero Misa (pinchar sobre este enlace para leerlo).

Nuestro amigo, el arqueólogo Luis Javier Guerrero, ha hecho una publicación sobre las conducciones de agua, este bien tan preciado, en el Salto de la Mora. Luis Javier es actualmente el especialista más entendido en nuestra ciudad romana, y nosotros hemos pensado en lo contento que habría estado nuestro padre de poder contar con todos los datos y los medios de que disponemos actualmente.
Hemos recuperado uno de sus planos, bastante rudimentario, precisamente el que se refería a las conducciones de agua, y nos sigue llamando la atención, como siempre, su valentía a la hora de emprender una tarea.

En el año 1968 no había, que se conocieran, datos, ni planos, ni estudios, ni nada, pero él empezó su trabajo de la nada. Fotografió y dibujó la zona durante muchos años de todas las formas posibles e hizo todos sus cálculos y planos.
No sabemos bien cómo se las apañó, pero lo consiguió. Consiguió llamar la atención de todo el mundo sobre nuestros monumentos, y consiguió que aún hoy día, a pesar de hacer casi diez años que murió, eminentes profesores y científicos se sigan interesando por nuestro patrimonio.

Gracias, Luis Javier, por seguir interesándote por nuestro patrimonio y por trabajar para que tus estudios sean conocidos por todos.

Esperanza Cabello Izquierdo


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martes, 26 de enero de 2010

Ubrique, recuperando y protegiendo nuestro patrimonio.

Familia Janeiro Rubiales
Casilla de peones camineros a la salida de Ubrique
Años 20



En los últimos años se han demolido dos edificios cuya pérdida hemos lamentado profundamente; primero demolieron, aprovechando las circunstancias, la auténtica Plaza de Toros de Ubrique, a la que hemos aludido en tantas ocasiones y sobre la que han escrito los historiadores ubriqueños, perdida para siempre por intereses económicos y un "estúpido montón de dinero".
El otro edificio demolido era más sencillo, y no oímos que nadie llorara, excepto una pequeña que debe de llevar en los genes el afán de proteger nuestro patrimonio que tenía su abuelo, Manuel Cabello.
Era la sencilla y preciosa Casilla de Peones Camineros de la salida de Ubrique. No la de la fotografía, que esa era más antigua y se fue cayendo con el paso del tiempo, sino la que estaba donde ahora luce una "preciosa" gasolinera y se levanta un "bello" supermercado, llenos los dos de historia.
Construída en los años 20 en un alarde de modernismo, la casilla de peones camineros era un hito a la entrada de Ubrique.
Al empezar a construir los polígonos nuevos, esos que se entremezclan con las viviendas de la Vega, y que son una maraña de mini-calles , parecía que en los planes del "lumbreras" que ideó ese desastre urbanístico entraba el  respetar la casita.
Nos constaba que había varios proyectos para su reutilización y el edificio era valioso en sí, no sólo como muestra de la arquitectura ubriqueña de principios del siglo pasado, sino por los magníficos azulejos de Triana y las tejas esmaltadas que lo decoraban, además de las dos hornacinas pintadas a mano. La verdad es que confiábamos en que iban a proteger esta obra de arte.



La Fuente de San Francisco, entrada a Ubrique
Trabajos de reorganización urbanística, 1991
Foto de Manuel Cabello


Nuestro padre había presentado al Ayuntamiento el 1991, fecha en que se empezó a organizar la zona de la carretera de Cortes desde el punto de vista urbanístico, un escrito proponiendo que se utilizara esa casa como Oficina Municipal de Turismo, y se aprovechara su amplitud para exponer una muestra de artículos de piel antiguos, que hablaran de nuestra historia y nuestras habilidades artesanas.
Más tarde otros colectivos presentaron diferentes proyectos para su reutilización, ya en el aiglo actual.
Así que nos quedamos desolados cuando una tarde, en nuestro habitual paseo hacia la Vega, comprobamos con horror y estupefacción que la habían demolido. No quedaba nada. Nuestra hija pequeña no se lo podía creer "Mamá, la han tirado, enterita, no nos han dejado nada".
Recorrimos las ruinas y recuperamos varios trocitos de azulejos, que guardamos aún, unas cuantas plantas de lirios, que plantamos en nuestro campo, y varias piedras de Tarifa, de las talladas a mano. Eso fue todo lo que quedó de la Casilla de Peones Camineros de Ubrique...
Quizás a quien se enriqueciera con esta destrucción le valiera la pena.

Nuestro padre no se habría estado callado, él pensaba que nuestro patrimonio era sagrado, desde lo más mínimo hasta los grandes edificios, todo merecía la pena, son retazos de nuestra historia y hay que cuidarlos.



Los Nueve Caños, años 60

Cuando alguien nos visitaba Manuel hacía de orgulloso guía improvisado de nuestro pueblo, y se vanagloriaba de las fuentes, las plazas, los azulejos, los monumentos. Hacía escritos a todas las autoridades para que el Convento, el San Juan y el San Pedro fueran restaurados y recuperados (hoy estaría muy contento).
Intentó por todos los medios que en el Rodezno se recuperara una tenería y un molino. Recogemos el testigo para recordar a nuestros mandatarios que tienen un deber con todo el pueblo, que tienen que mantener y conservar nuestro patrimonio cultural por encima de tantos intereses económicos.
 Cuando la recuperación era fácil, Manuel se organizaba yla hacía con sus propias manos, así restauró la Cruz del Puerto, en la carretera de Benaocaz, el Vía Crucis del Calvario y el Vía Crucis del padre Buenaventura. La Cruz del Puerto la robaron hace muchos años unos desalmados, y los dos Vía Crucis vuelven a estar desaparecidos.



Vía Crucis del Padre Buenaventura de Ubrique
Placas recordando su restauración en 1978

Foto: Manuel Cabello



Restauración del Vía Crucis del Calvario
Publicado en el libro "Ubrique, encrucijada histórica"
Foto: Manuel Cabello


Otro de sus lugares preferidos era el "Puente Romano" del Naranjal. No se trata en realidad de un puente romano, puede que sea medieval o incluso posterior (forma parte de la Calzada que va a Jimena), pero los niños lo llamábamos así, y cuando en las tarde de paseo o en los días de paella en la Vega pasábamos por la zona, siempre cruzábamos por nuestro "Puente Romano"
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Puente "romano" de la calzada de Jimena
Foto: Luis Eduardo Rubio Bernal, enero 2010

Nuestro padre sentía especial interés por este puente, lo mismo le pasaba con el puente de Carlos III, pensaba que eran dos obras de arte y como tal había que protegerlas.



Puente de Carlos III
Litografía de principios de siglo
(Cortesía de Los Callejones)

El "puente de Carlos III" estuvieron a punto de demolerlo, porque alguien pensó en un momento dado que era el causante de las inundaciones en la zona baja del pueblo. Afortunadamente todo el mundo estuvo de acuerdo y no corrió la misma suerte que su vecina (la Plaza de Toros). Hoy lo conservamos orgullosos y podemos seguir cruzándolo.

Puente "romano" de la Calzada de Jimena
                                            Foto: Luis Eduardo Rubio Bernal, enero 2010


Y nuestro "puente romano" ahí sigue, solito enmedio de la crecida descontrolada del río. Ha soportado este invierno los embates del trasvase, y ha aguantado él solo, con sus años y su vejez, toda la fuerza del agua embravecida.
¿No es eso suficiente muestra para que hagamos algo por él?
Quizás en unos años haya desaparecido, y con él un trocito de nuestra historia.
No debemos esperar a entonces para lamentarnos. Desde aquí hacemos un llamamiento a quien corresponda para que tome cartas en el asunto y cuando reparen los caminos de la Vega reparen y protejan nuestro "puente romano", quizás separándolo un poco de la corriente, para que así pueda conservarse y nuestros nietos no hayan perdido aún más su patrimonio.


Esperanza Cabello Izquierdo, enero 2010

domingo, 17 de enero de 2010

La Genealogía de la Familia Olivares

Árbol genealógico parcial desde
Juan de Olivares (abuelo de Miguel y Francisco)
hasta los hijos de éstos.
(Pinchando sobre la imagen se ve ampliado)



Eduardo Carlos Olivares y Remedios, el descendiente de la familia Olivares residente en Virginia, que se había puesto en contacto con nosostros hace unos días buscando la genealogía de su familia, nos ha enviado varios árboles genealógicos de su familia que se remontan al siglo XVII, nos ha pedido que le ayudemos a indagar sobre sus orígenes y nos ha pedido que hagamos públicos estos documentos para que cualquier persona interesada pueda utilizarlos y cualquier persona que tenga datos pueda acceder a él.



Tarjeta de visita
de Eduardo Olivares


En los últimos días hemos tenido buenas noticias para la historia de Ubrique. Manuel Castro, de la Asociación "Papeles de Historia", ha publicado varias entradas en el blog "Los Callejones" con más datos sobre este ubriqueño, y ahora podemos además contar con el árbol genealógico de su familia, que desde aquí le ofrecemos por si fuera de utilidad en sus trabajos sobre este ubriqueño, ya que está preparando una publicación para este año.




Árbol genealógico parcial
de los descendientes de
Francisco Olivares Guerrero




Tercer árbol genealógico parcial
Descendientes de Juan Manuel Olivares






Árbol genealógico de
Eduardo Carlos Olivares y Remedios



Éstos son los documentos que Eduardo Carlos Olivares nos ha pedido que hagamos públicos. Su interés fundamental es reconstruir en la medida de lo posible su árbol genealógico.
Por ello pedimos a cuantas personas puedan darnos alguna información se pongan en contacto con nosotros, desde Ubrique, lugar de nacimiento de Mariana de Morales, Arcos, lugar de nacimiento de Rosalía Jiménez (esposa de Francisco) o Antequera, lugar de nacimiento de Vicente Olivares Carnerero, padre de Miguel y francisco, en cuya iglesia de San Sebastián fue bautizado.



Esperanza Cabello Izquierdo
Ubrique, 15 de enero de 2010




Los Planos del Columbario, por Miguel de Olivares Guerrero

Presentación del libro:
"Ubrique, Piel al descubierto"
25 de junio de 1992


Hoy habría sido un día grandioso para nuestro padre, por eso hemos elegido como primera fotografía para ilustrar nuestra entrada, ésta en la que aplaude muy feliz en uno de los mejores momentos de su vida como historiador, rodeado de algunos de sus mejores amigos, Francisco Collado Jara y Bartolomé Pérez Sánchez de Medina. Era el 25 de junio de 1992, durante la presentación de su segundo libro sobre la historia de Ubrique.

¡Quién le iba a decir que gracias a este libro y al texto que le dedicó a ubriqueño Miguel de Olivares Guerrero, arquitecto que hizo la ermita de San Pedro, en Ubrique, hoy íbamos a ponernos en contacto con sus descendientes y a reafirmarnos en la idea de que Olivares era Ubriqueño!

Él se pasó cientos de horas consultando archivos, buscando fechas, nombres, datos. Pero en los Archivos Parroquiales había reseñas desde el Concilio de trento, allá por 1550. Demasiados datos para una sola persona.

¡Quién le iba a decir a Manuel Cabello que Miguel de Olivares dibujó los planos de su querido Columbario ya en 1801!

Nuestro padre dibujó cientos de veces ese monumento ubriqueño, lo midió, lo limpió, lo dibujó, lo fotografió. Si hubiera conocido esta ilustración...



¡Quién nos iba a decir a nosotros que hoy podríamos ver todos, gracias a un buen amigo, esos planos...!

Manuel Cabello habría estado encantado, se habría llevado el alegrón de su vida, porque estos planos unen dos de sus grandes pasiones: historia de Ubrique y personajes de Ubrique.



Miguel de Olivares Guerrero
Planta y alzado del Columbario
Ubrique, Salto de la Mora
Ciudad romana de Ocurris



Se trata de una ilustración realizada por el ubriqueño Miguel de Olivares Guerrero en 1801. Entonces se creía que el Columbario era un baño romano, en vez de un monumento funerario.

Era una ilustración destinada a la Real Academia de la Historia con los datos siguientes:
Título "Planta y alzado de unas termas romanas que se conservan en el término municipal de Ubrique".
Autor: Olivares, Miguel de
Fecha: 1801/03/12
Cronología: Romano


En la ilustración podemos leer lo siguiente ( lo escribimos en español actual):

"Plano y elevación interior de un baño fabricado por los Romanos, según su construcción lo manifiesta, el que se halla con otras ruinas antiguas de la Sierra de Benafeliz, vulgo Benafi; a un cuarto de legua de la Villa de Ubrique, una de las quadras de la Serranía de Villaluenga, hoy del estado de Arcos, a cinco leguas de la ciudad de Ronda y otras cinco de la de Arcos de la Frontera."


Continúan las indicaciones explicando los supuestos lugares de los baños (alacenas, asientos...) y finaliza diciendo:


"El muro es en cantería hasta la imposta por dentro y por fuera según lo manifestado, la solería de argamasa y piedra menuda, y también el zócalo. La fachada está en mucha parte destruida, lo que queda es cantería. Éste es su estado hoy 12 de marzo de 1801."




Columbario, año 1973
Foto: Manuel Cabello


Juan Vegazo había comprado la finca en la que estaba el Columbario a finales del siglo XVIII con el convencimiento de que podría encontrar una ciudad romana, como Pompeya, y suponemos que al comenzar las excavaciones y descubrir el Columbario dedujo que eran los baños de la ciudad.
Su "amigo y paisano" Miguel de Olivares (nacido en Ubrique el 12 de septiembre de 1748), haría el plano de este primer descubrimiento para enviarlo a la Real Academia de Historia.

Y aquí estamos nosotros para tener testimonio de ese trabajo y de ese conocimiento de nuestros dos ilustres ubriqueños.



Desde principios del siglo XIX no volvieron a hacerse excavaciones ni estudios en Ocurris, hasta que Manuel Cabello se empeñó en redescubrir este monumento del patrimonio ubriqueño y consiguió que se realizaran varias campañas de excavaciones arqueológicas a principios de los años setenta.





Estos planos de Miguel de Olivares nos permiten afirmar con rotundidad el valor que la ciudad romana de Ocurris ha tenido, desde siempre, para todos los ubriqueños, y queremos enviar nuestro más sincero agradecimiento a quienes nos han permitido mostralos a todos.




Columbario, Planta



Columbario, Alzado

MIguel de Olivares Guerrero y sus descendientes

Ermita de San Pedro
Construida por Miguel de Olivares en 1801
Foto: Manuel Cabello Janeiro 1982



Hace unos meses que escribimos una entrada sobre la Ermita de San Pedro de Ubrique con motivo de su restauración.
Nos interesaron mucho los datos que encontramos sobre el arquitecto que se había encargado de su construcción: Miguel de Olivares, nacido en Ubrique en 1748, e hicimos algunas gestiones para corroborar estos datos.
Este mismo mes hemos sabido que Miguel de Olivares era un personaje histórico que interesaba a varios ubriqueños, como podemos comprobar en esta entrada del blog de Los Callejones.

Y hoy hemos recibido una carta más que emocionante: un descendiente de Miguel de Olivares, residente en Virginia, nos ha escrito interesándose por su familia. Ésta es la carta:


¡Hola!

Soy Eduardo Olivares y Remedios. Mi abuelo, Eduardo Olivares Tello de Meneses fue natural de la ciudad de Cadiz.
Su tatarabuelo fue Francisco Olivares Guerrero, hermano mayor de Miguel Olivares Guerrero.
Según los archivos de la Universidad de Sevilla, el primer apellido de la familia fue de Olivares, primer apellido del abuelo de Francisco y de Miguel.
Estoy en proceso de desarrollo genealógico y mi informacion llega solamente a Ubrique, ciudad de bautizo de ambos. Busco datos, informes, o archivos para ampliar las ramas de nuestra familia.
Supongo que quiza nuestro antepasado Juan de Olivares fue hijo o nieto de un tal Juan de Olivares, hijo de Francisco de Olivares. Francisco de Olivares fue consejero del septimo Duque de Medina Sidonia en 1607, y su hijo Juan de Olivares fue agente del Octavo Duque de Medina Sidonia en Madrid en 1636.
En las varias ramas de nuestra familia Olivares, tenemos historia o leyenda de ser descendientes de la hermana del Conde Duque de Olivares, Valido del Rey Felipe IV. Lo que he encontrado en mi desarollo es que LD. Luis de Haro y Guzman, hijo de la hermana del Conde Duque, tuvo un hijo natural nombrado solamente Francisco, sin títulos o historia en las genealogías que he encontrado.
Como D. Luis fue nieto del Duque de Medina Sidona, es posible que este hijo Francisco fue hijo de una hija de Francisco de Olivares o de Juan de Olivares. Busco archivos de bautismo o de matrimonio de Vicente de Olivares, padre, o de Juan de Olivares, abuelo, de Francisco y de Miguel.
Quiza existen en los archivos de una iglesia en Ubrique, o en los archivos del Obispado de Jerez de la Frontera o de Sevilla, los archivos de las Iglesias de Ubrique. Agradecería qualquier informacion que me pudieras ofrecer sobre la localización de los archivos antiguos de las iglesias de Ubrique, si estan en Sevilla o Jerez de la Frontera u otra localidad.
Muchísimas gracias por su atencion. Eduardo Olivares (Monroe, Virginia, EE.UU.)




Realmente nos ha emocionado esta carta porque la han acompañado varios árboles genealógicos de la familia Olivares que se remontan al siglo XVIII, y algunos documentos sobre los miembros de la familia.

Nos parece increíble que un descendiente de ubriqueños del otro lado del charco esté buscando sus raíces aquí, como hizo nuestro padre cuando recorrió Argentina y escribió cientos de cartas buscando sus raíces en Sunchales, Santa Fé, donde había nacido nuestro abuelo Paco.

Por eso pedimos ayuda a cualquier persona que pueda ayudarnos a completar el árbol genealógico de Eduardo de Olivares y Remedios, tataratataranieto americano de Vicente Olivares Carnerero, padre de Miguel de Olivares Guerrero.




Esperanza Cabello Izquierdo, enero de 2010

martes, 5 de enero de 2010

La Plaza de la Verdura

La Plaza de la Verdura
Postal de los años 60

La Plaza de la Verdura ha sido para nuestra familia un lugar muy especial, en los últimos ciento cincuenta años una parte de nuestra historia se ha desarrollado allí (pinchar aquí para leer la historia de Isabel), y también ha sido el centro de la historia misma del pueblo: la primera armona, la calle Madera, el primer matadero, el primer mercado, el Salón Moderno, la Peña Flamenca, el café de Janeiro, la lectura de la prensa, la Comedia de Ubrique.
Lugar de celebraciones, de fiestas, fundamental para la Fiesta de los Gamones el 3 de mayo cada año, para el Belén Viviente, para los carnavales...
Muchos ubriqueños han dedicado sus trabajos a la Plaza, (pinchar aquí), han fotografiado, pintado y reflejado la vida de la plaza en el último siglo. Nuestro padre también; transcribimos a continuación un extracto del capítulo III de "Ubrique, Ecrucijada Histórica para caminos juveniles":


La Plaza de la Verdura
Capítulo III de “Ubrique, encrucijada histórica”


Había terminado la misa mayor de aquel domingo, y acudimos a la cita en la Plaza del General Mola, próxima a la Iglesia. Atravesando el callejón de Maza (lateral a dos casas de indudable interés, una por ser “cuna” de los artículos de piel con que tan buena fama tiene ganada Ubrique, y la otra por ser una bella construcción del presente siglo, y estar adornada con múltiples y multicolores azulejos sevillanos) vinimos a desembocar al lugar en el que ya nos esperaban algunos compañeros.

La Plaza, que popularmente es conocida con el nombre de “La Verdura”, era espacio capaz para charlar un poco y, sobre todo, organizarnos mucho para poder continuar con nuestras actividades. Había que centrar los trabajos y no ir dando tumbos sin una meta definida; teníamos que marcar unos objetivos y perseguirlos hasta conseguir su estudio definitivo.


La Plaza de la Verdura
Años 50


Una idea casi nos obsesionaba: ¿Porqué en aquella altura del Salto de la Mora existió tan interesante población romana? ¿Porqué ese fabuloso Columbario? Tendría que haber una razón muy sencilla para su existencia. ¿Sería la propia defensa natural des sus tajos la que le dio tan vasta fama? ¿Sería la calidad de sus aguas, sus bosques y sus montes los que hubieran servido de atractivo en esa importante época colonial romana? ¿Sería la posibilidad de existencia de alguna mina? Son muchos interrogantes para poderlos contestar en una soleada mañana dominguera desde la plaza de la Verdura de Ubrique...


Entrada a la Plaza de la Verdura
desde el Callejón de Janeiro
Foto: Esperanza Cabello, 1985


Lo que sí nos aventuramos a diagnosticar era que esa población se había asentado sobre el Salto de la Mora, concretamente la “res publica ocurritaror(um)” desde los principios de la romanización hacia el siglo II antes de Cristo y hasta su desaparición, hundida por las huestes vándalas, creadoras y destructoras de Andalucía. Y que su mayor esplendor lo alcanzaría coincidiendo con la denominada "época imperial" sobre todo hacia el siglo I después de Cristo, habiendo nosotros llegado a saber ésto tras los estudios pertinentes del Columbario...

Uno de los nuestros, que tenía pocas ganas de discernir sobre estos pasados tan pretéritos, se ilusionó un poco cuando nos relató algo sobre la plaza en la que estábamos.

¿Porqué se llama “de la Verdura”? -inquirió-. Pues muy fácil. No hace ni medio siglo, Ubrique, carente de mercado público, tenía que atender las necesidades de compra y trueque de las mercaderías, sobre todo los productos de sus numerosas huertas. Y qué mejor que esta bonita plaza, céntrica, para que cada comerciante realizara sus transacciones: aquí, Dolores la de los churros; allí los del pescado de Estepona; María Cordón con su carne; los hortelanos con sus frutas y verduras...



Plaza de Fermín Galán
Mercado de Abastos
Fotografía recuperada por Manuel Cabello


Y nuestro compañero, sintiéndose centro de nuestras miradas, extendía su mano hacia el frente, girando en redondo , por lo ancho y grande de la plazuela, e indicando supuestamente los sitios de venta. Ahí en el número uno estaba el Café de Janeiro, centro social del Ubrique antiguo. Su café “a perrilla” era degustado por todas las capas sociales de Ubrique. Junto a su puerta ocurrió aquello de “TERMINÓ COMO LA COMEDIA DE UBRIQUE”.


Plaza de la Verdura
Fiesta de los gamones, 3 de mayo de 1986
Foto: Esperanza Cabello




Ante nuestro interés él prosiguió: “Sí, se celebraba, hace ahora unos doscientos años, una representación teatral al aire libre. Los cómicos se habían instalado en la posada de Cañaílla, junto al Ayuntamiento... El día de la actuación, llenita la plaza de público, ocurrió un hecho singular. Se iba a representar “Reinar después de morir”, de Vélez de Guevara, y en el momento supremo, con la muerte de doña Inés pronunciando estas palabras dirigiéndose a su verdugo, el Rey:
“¿La vida queréis quitar a quien rendida tenéis?”
En ese momento el pueblo, ese pueblo sencillo y llano que contemplaba la escena, al ver la ignominia que se iba a cometer, asaltó en masa el escenario, dándole al actor que representaba el papel de Rey una soberana paliza y “liberando” de la muerte a doña Inés de Castro Coello de Garza.

Tuvimos que reír la aclaración, porque el dicho de “Terminar como la comedia de Ubrique” es muy popular y querido de todos.



Plaza de Abastos. El toro del gayumbo. 1875
Fotografía recuperada por Manuel Cabello


Frente al café de Janeiro estaba el Matadero Municipal, que más tarde se transformaría en Salón Moderno, sala de teatro que no llegó a alcanzar gran éxito en las artes de Talía; sí, en cambio, en salón de “varietés” muy propio de los años 20.
Y de ese mismo edificio salía el “toro del gayumbo” o “toro enmaromado” hasta principios del siglo XX, en palabras de don Francisco García Parra en 1903, “típica y tradicional costumbre del toro de cuerda que, en determinadas fiestas, recorría las calles de la villa en original desfile, entre el alborozo popular, sujeto con una larga cuerda que le servía de guía a los conductores y, a la vez, de defensa contra el animal”.





Plaza de Fermín Galán
Oleo de Martel según la fotografía precedente
Ubrique, 1991