sábado, 10 de enero de 2015

La ciudad romana de Tavizna, por Manuel Cabello Janeiro



 Por Manuel Cabello Janeiro

            ¡Magnífica perspectiva se nos presentaba aquel sábado, 5 de marzo, cuando el padre de Joaquín Pacheco García llamaba a don Manuel para informarle de un tema de indudable interés para el grupo 208…!

            Porque aburridos estábamos. Desde que el Grupo había vuelto de Madrid, en el mes de noviembre del pasado año, 1.976, no había parado de llover… y nosotros queríamos “campo”.

            Un sábado y otro sábado, y un domingo y otro domingo, y… nada, que no podíamos acometer el estudio, de lo que tanto nos había hablado nuestro profesor.

            Hasta que aquella inolvidable mañana, una llamada telefónica nos pondría en contacto con una maravillosa aventura. El descubrimiento de una ciudad romana, que desde ahora bautizamos con el nombre de:


CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA


            Pero este descubrimiento no viene de ahora. Fue allá en 1968, cuando el Grupo presentó 41 posibles objetivos a estudiar; en aquellos entonces, a este objetivo le llamábamos “tumbas de la Zarza”, por ser este nombre el de una venta de camino que existe muy cerca del yacimiento.

            Durante el verano de 1968 en varias ocasiones fuimos allá. Unos diez kilómetros de Ubrique. Incluso al profesor de Sancha, lo invitamos a uno de nuestros innumerables paseos, siendo él mismo quién declaró que unas tumbas encontradas en la roca de determinadas características, pertenecían a tumbas de niños. Lo recordamos estupendamente.

            Desde entonces, hemos rastreado y “requeterrastreado” el lugar, en una zona aproximada de 1 kilómetro cuadrado, en su mayoría plano, con ligeras ondulaciones, y que intentaremos describir en estas Memorias y en el reportaje que hacemos de fotos y planos-dibujos, que acompañamos. Para ello comenzaremos con nuestras descripciones geográficas.


GEOGRAFÍA DE LA ZONA:


            Partiendo de la carretera 3331, a la altura de Las Cumbres, término municipal de Ubrique, y desde el hito kilométrico 22, tomaríamos la C.L.524, conocida por la de EL BOSQUE. Continuando por ella, a la altura del km. 8 y a unos diez kilómetros de Ubrique, una vez pasado el río de Tavizna, llegaríamos a unos grandes llanos, bordeados por pequeñas elevaciones de terrenos, que se conocen con el nombre de llanos de la Zarza, o de la Parrilla. Frente por frente a la Venta de la Zarza, y por la vereda que conduce al rancho del Molino y a los pagos de Tavizna, (es un camino de herradura) sobre un pequeño promontorio de terreno, y dominando a pesar de su pequeñez una vasta extensión de terreno, se encuentra el primer yacimiento que describiremos y que denominamos TUMBAS DE NIÑO.


            Siguiendo un poco más en nuestro camino, y en la misma dirección adentrándonos cada vez más en el monte (espeso de arbolado, carrascos y lentiscos), aparecen, de informal manera, rocas, calizas de tipo pudingas, que de vez en vez parecen como si hubieran sido cortadas, en bloques prismáticos o cilíndricos. Esta zona, no está totalmente recorrida porque son centenares de metros en lugares abruptos y de mal andancia. No obstante toda ella presenta un denominador común: El haber sido en su día una importante CANTERA, y como tal la estudiaremos.


Bordeando todo el cerro Mateo, sin llegar a la cortijada y a una media altura del mismo, hemos localizado, entre la vegetación más exuberante y en una zona sensiblemente llana, una basa de gran valor, con dos toros, y como a unos cincuenta metros de ella, una roca cilíndrica, hundida en tierra, como de un metro (por deducción) de diámetro, que bien puede ser un tambor de fuste, o una piedra de molino, (más bien nos inclinamos por esto último), y que desde luego corresponden a época muy primitiva. A esta zona la describimos con el denominador genérico de COLUMNAS Y PIEDRAS DE MOLINO.


            Desde esta semi-meseta recorrida, descenderemos nuevamente hacia la C.L.524, a la altura del puente Marrocano buscando un antiguo camino o calzada, y que en los planos del Instituto Geográfico y Catastral lo señalan como vía pecuaria, y que bien pudo ir sobre la antigua calzada romana de penetración que tenemos estudiadas hasta Ubrique, desde el Sur, y hacia el norte, pero no en dirección oeste, es decir a encontrarse con la Vía Augusta, a la altura aproximada de Hasta Regia, en el primitivo trazado de Gades, Hasta Regia, Ugia, Hispalis, Carmo, Astigi y Corduba en dirección a Cástulo. Esta vía, no bien estudiada, debió unir el municipio de Ocurris, con Itupcis y Carisa Aurelia, es decir una línea paralela al actual límite provincial Sevilla-Cádiz. Este recorrido lo abordaremos en el presente trabajo bajo el denominador de VÍA PRIMITIVA.


            Una vez pasada la carretera CL. 524, que corre paralela al antiguo camino, al menos en un buen trecho, y como a unos cincuenta metros de él, sobre un farallón de piedra, casi cubierto por ingente vegetación, de una verticalidad que imposibilita un buen trabajo para un reportaje fotográfico, nos encontramos con el último descubrimiento nuestro, de una necrópolis, excavada en la propia roca, con nichos en forma de grandes esferas, de un metro de diámetro (al menos la que está expoliada de antes), y que potencia nuestras hipótesis de que nos encontramos ante una ciudad romana totalmente desconocida. Este tema lo tratamos bajo el nombre de NECRÓPOLIS.


            Desde aquí buscaremos nuevamente el punto de arranque de nuestro imaginario paseo, es decir la Venta de la Zarza, en cuya dirección nos encontraremos un inmenso llano, con frecuentes restos arqueológicos sobre superficie (cerámicas, opus, sigiladas, tégulas, etc.) de los que hemos recogido buena cantidad para su estudio; todo este material está diseminado en una extensión de terreno aproximada a los 1.000 metros. Destacan algunos paredones, junto a la finca de la Zarza, ocupándonos de ellos en RESTOS DE LA POBLACIÓN.


Todo lo descrito ocupa una extensión aproximada de kilómetro cuadrado, y cuyo cuadrado estuviera delimitado por cuatro puntos vértices-geodésicos de un imaginario entre la Venta de la Zarza, Necrópolis de Niños, Puente Marrocano y Cortijo de la Zarza, tal y como lo describimos en uno de nuestros planos.


HISTORIA DE LA ZONA: No vamos a acometer un análisis o crítica de la pervivencia del hombre en esta CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA. No, porque de estos se ocupará la Arqueología, y la propia ciencia histórica. Nosotros, vamos a relatar, paso a paso, nuestra historia, la del por qué hemos llegado a estas conclusiones, después de diez años, de recopilaciones de datos, nuestras visitas, nuestros estudios, nuestros trabajos… y como hemos sabido captar la voluntad de la gente, para que se interesen por aquella parcela que nos legara la historia, historia que si en superficie, salvo la cantera y las necrópolis, no es espectacular, si lo será cuando este verano, Dios mediante, se hagan algunas excavaciones, dentro de las programadas para Ubrique…


Todo empezó en 1.968…


            El Grupo 208 de Misión Rescate había empezado a trabajar de lleno en el Salto de la Mora. Aquello tenía “garra”. Una y otra vez, el Grupo se reunía para ir clarificando objetivos a seguir en fechas posteriores. En verano de 1968, presentamos al programa un pequeño guión, con un plano incluso, de todos los yacimientos arqueológicos que había en la comarca. En total eran 41. A esta cantidad habíamos llegado, gracias a la colaboración de todos los batidores y rastreadores del Grupo. Era consecuencia lógica, de aquel famoso concurso de “PISTAS”.

Por otro lado, y esto nunca lo hemos referido, Ubrique, por aquellas fechas era una población de inmigrantes. Venían al logro de nuestros archifamosos artículos de marroquinería. En general eran familias procedentes del campo en busca de mejores condiciones de vida…

Y estos hombres, criados en nuestros campos, conocían al dedillo su orografía y, como no, todos los restos de “obras de moro” que hay por aquí. Y así llegamos a conocer estos verdaderos yacimientos arqueológicos, gracias a las informaciones que a sus hijos, en nuestras escuelas, facilitaban sus padres.

            Un antiguo rastreador, hoy es también protagonista. ¿Recordáis aquel chico que entregó para un “belén” una cabecita de toro?, pues este mismo chico, mejor dicho padre, sería quien nos diera la primera pista sobre la Ciudad Romana de Tavizna. Nos habló, de las tumbas que lo llamamos de niños. ¡Claro, eran las más espectaculares! Y allí fuimos una y otra vez, y hasta conseguimos llevar al que actualmente es hoy director de las excavaciones del Salto de la Mora, que fue quien en definitiva las señaló como unas tumbas para niños. La describiremos:


A)    TUMBAS DE NIÑOS.


Se trata de varias tumbas, (las que están a la vista están expoliadas) unas semi-prismáticas, otras semicilíndricas, excavadas en la propia roca. Hemos contabilizado siete de ellas en una pared de no más de 10 metros de longitud, aunque esta pared se continúa, formando ángulo debajo de tierra. Siguiendo consignado nuestro Programa, no hemos hecho excavaciones, pero si hemos limpiado de malezas, tierra suelta, y piedras algunas de ellas, encontrando en las dos centrales, que no tienen cubiertas por desprendimiento, unas pequeñas hornacinas, para las ofrendas, o para el depósito de las urnas cinerarias. Son pequeña, las hornacinas, pues tiene aproximadamente 30 cm. De ancho, por 20 de alto por 20 de fondo. En las bases de estas pequeñas hornacinas nos encontramos con un pequeño reborde que imposibilita la caída hacia fuera de las ofrendas o las urnas que se depositaron en ella.

El tamaño de las tumbas en general, es de 50 cm. De ancha, 75 de alto y de fondo puede alcanzar los 60-70 cm. Porque su forma no es  regular. Frente a las tumbas, un pequeño llano artificial, o plataforma primitiva, a la altura de las bases de los enterramientos que le da un aspecto de santuario al aire libre.

LA CANTERA.


Interesantísimo resto arqueológico. Cuando en principio nos señalaron las que denominamos Tumbas de Niños, nos hablaron de “bancales” de piedra. Este dato está tomado de nuestro abundante archivo. Y efectivamente, desde que en marzo iniciamos esta tarea central del estudio de la Ciudad de Tavizna, hemos realizado un estudio concienzudo sobre esta primitiva cantera, que por cierto no hemos terminado totalmente, primero por su amplitud, y segundo porque la vegetación no nos deja. Nuestros especialistas Piñero y Pacheco han medido alrededor del medio millar de huecos, de donde han salido sillares, sillarejos, basas, capiteles, tambores de fustes, etc. Piedras, que están no solo en la propia ciudad estudiada, sino que hemos hecho estudios comparativos, y el mismo material lo encontramos en el Salto de la Mora, en los Bujeos, en Itupcis, etc. Como anécdota podemos agregar que la mayoría de las medidas corresponden a sillares normales, del orden de un cuarto de metro cúbico, pero ha habido concretamente tres, que medían más de dos metros de larga, es decir, que corresponden a tres gigantescos sillares. Las columnas, o parte de ellas, que denunciamos en la pág. 2 de nuestras MEMORIAS, presentan según lo descubierto una magnífica factura y alta calidad, expresada por su cincelado y por la categoría de los dos “toros” ornamentales de la misma. Esta pieza, aunque la hubiéramos querido rescatar para nuestra Glorieta de Misión Rescate en el pueblo, no hemos podido por su gran peso y agreste sitio donde está.


B)    COLUMNA Y PIEDRA DE MOLINO.


Relatando el anterior capítulo, hemos relacionado la gran basa de columna encontrada en la semi-meseta del cerro Mateo. Está como escondida entre la maleza. Y muy próximo a ella, como a unos cincuenta metros como antes hemos dicho, una fenomenal piedra cilíndrica, a manera de piedra de molino de tambor de fuste o similar, se encuentra semienterrada por el tiempo, y que desde luego no hemos intentado sacar, por su magnitud, y porque había que hacer obras de excavación que pudiera perjudicar a lo que pueda haber allí.

No desechamos la hipótesis que se trata de material obtenido de la próxima cantera, y que quedara allí. Eso lo dilucidará la piqueta del experto…


C)    CALZADA O VÍA PRIMITIVA.


El gran empeño que pusimos en el estudio de la Vía de penetración desde Carteya hacia el interior, a su paso obligado por Ubrique, y siguiendo dirección norte, en la 9ª Campaña, puede aumentarse al comprobar que próximo a las dos necrópolis estudiadas en estas MEMORIAS nos encontramos con un camino, que bordeando el río de Tavizna, asciende muy próximo a la necrópolis del talud hacia las alturas del cerro, buscando la dirección oeste. Un somero estudio de posibilidades, nos completará su origen, que parte precisamente desde Ubrique, porque la configuración geográfica, encerrada entre dos montañas, la del Albaicín y la del Higuerón, no pueden dar otra alternativa.

El grupo en la necesidad de documentarse, separa el estudio de la Vía de Penetración en el verano de 1975, vio como la provincia gaditana está atravesada por la Vía Augusta, que partiendo desde Gades, se adentraba hacia el norte, pasando por Hasta Regia o Mesa de Hasta. A esta altura, aproximada, nos encontraríamos con la unión de esta otra, localizada hipotéticamente por nosotros, con la augustal, después de recorrer los municipios de Iptuccis y Clarisa Aurelia, de entre otros.

A escasa distancia, unos doscientos metros, hay un puente, hoy destruido llamado puente de Tavizna, que si bien en si, está reconstruido, o ha estado reconstruido, bien pudo llamarse romano, como producto de su antigua fábrica. De este puente, tenemos una lápida conmemorativa que dice: “AÑO DE 1.730 GRACIAS A CUATRO VILLAS SIENDO SINDICO LUIS PAEZ CHACON”. El valor aquí de esta inscripción pontal es solo anecdótico.

Lo que si es cierto, que recorrida en parte esta posible calzada, tiene toda la pinta de ser una auténtica Calzada Romana.


D)    NECRÓPOLIS DEL TALUD.


Y por fin nos encontramos ante la gigantesca fábrica de estas necrópolis. Lamentablemente están en una pared casi vertical, y es imposible captarla fotográficamente con los medios que disponemos, porque para ello, o tendríamos que poner una terraza con andamiaje especial, imposible por su coste, o tener unas cámaras especiales, con potentes teleobjetivos, que pudieran plasmar la belleza de estos enterramientos. Lo cierto es que el SR. Pacheco, un buen día de paseo con su familia en el campo, observó en esa pared, la existencia de una oquedad, que denunció al Grupo, por medio de su hijo. Le había llamado la atención. El Grupo, en múltiples ocasiones ha visitado la zona, pero nunca la había localizado. Ciertamente que estas oquedades están tapizadas por exuberante vegetación, y que son muy difíciles, por su posición y encubierto, el poderla ver de buenas a primeras. Pero tenemos la fortuna que nuestro rastreador Joaquín Pacheco García, acompañado un día por su padre la localizara y las descubriera para el Grupo, siendo esta la chispa para que toda la actividad del Grupo, se haya centrado en este tema y podamos hoy contarlo para Vdes.


            Lo primero que hemos hecho ha sido limpiar en lo posible la vegetación, las piedras sueltas, y cuanto estorbaba para hacer una pequeña prospección oficial. En principio hemos localizado hasta cinco huecos, de los cuales uno solo, se ve que ha sido violado, pero que en contra tiene una factura de extraordinario acabado. Hacia la derecha de esta primera oquedad existe otra, no descubierta, pero que se deja ver en la propia roca. Más abajo, unos dos metros, existen otras dos, semi-paralelas a las anteriores. La de la izquierda, llena de tierra, piedras, y restos de todo tipo, y la de la derecha a su vez, casi tapiada, ya que por derrumbe solo aflora la parte superior.

            Y continuando, aún más abajo nos encontraremos con otras dos, casi en posiciones idénticas a las anteriores, pero estas mejor conservadas, aunque como todas rellenas nuevamente. Se conoce que a partir de aquí, es decir a unos cinco metros de la máxima altura de la roca, continuaron habiendo nuevas sepulturas, porque la tierra desprendida desde arriba, ha formado un compacto, que cubre con una fuerte capa el resto de la necrópolis.


E)    RESTO DE LA POBLACIÓN.


Y desde este impresionante talud o farallón, nos dirigimos nuevamente hacia la Venta de la Zarza, por una zona eminentemente llana. Y será en todo este sector donde nuestros rastreadores de ahora, y de los grupos que le precedieron han encontrado más abundante y valioso material, generalmente cerámico. De éste, los hay de todo tipo: ops, sigalatas, tégulas, restos de mil y un cacharros, etc. De ello hay buenas muestras en nuestra colección Rescate. Y de lo último encontrado, y aún no catalogado por nosotros, en el álbum que acompaña a las MEMORIAS hay importante muestrario. En cierto modo este llano está recorrido por la carretera local 524, atendida, de vez en vez, por los equipos de Obras Públicas. Pues bien recordamos, aproximadamente hace cuatro años, que sacando arenisca para unas reparaciones de la carretera, las máquinas dieron con abundantes materiales, sobre todo tégulas y ladrillos grandes, por lo que el capataz de la misma, D. José Chacón, llamó a nuestro Maestro-jefe, que le visitó, y a la vista de lo que allí había, les recomendó nuestro Maestro, que dejaran por el momento esta excavación, y la hicieran en otro sitio, como así, gentilmente, lo hicieron. Este pequeño rincón está dispuesto para que este verano, tengamos nuevamente una zona de prospecciones arqueológicas, ya que así lo tenemos interesado.

            Y ya próximos a la casa de la Zarza, a sus espaldas y en un buen radio de extensión, casi podríamos asegurar los 200 o 300 metros, diversos paredones de obras a todas luces romana, por su argamasa, y en otras por sus incertum, se distribuyen por doquier, destacando tres amplias salas rectangulares que en su día debieron ser viviendas o locales de cualquier tipo.





 



Indudablemente con este enorme rastreo que ha llevado el Grupo 208, escriben seis apartados, en esta HISTORIA DE LA ZONA, cuyos apartados podrían constituir, de por si, un objetivo determinante, demuestra la existencia de esta CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA, inédita, desconocida, y que nadie ha podido ni imaginar. Pero para ello, han tenido que ir enlazándose una serie de acontecimientos y hechos durante diez años, y una labor conjunta de equipo, para que se llegue al final. Al final nuestro, queremos decir, porque el punto final de esta hermosa historia, lo pondrá el técnico y la arqueología nacional.

Fácil es vislumbrar, el enorme trabajo al que hemos estado sometidos, y en algunos momentos en peligro, conjugado, claro está por la presencia de nuestro Maestro-jefe. Pero a más de uno de nosotros “las borregas” en las manos nos han salido de tanto limpiar. Unamos a estos, harto ya de limpiar, la confección de planos, dibujos, croquis, teniendo que tomar medidas, subiendo y bajando, de arriba abajo, un día y otro día… menos mal que lo mejor de todo eran los comentarios que en la clase de sociales, hacíamos en amplio y dilatados diálogos, siempre era agradable hablar de estos temas.





 



Con esto queremos poner punto y final, en estas MEMORIAS, estando solamente a la espera de las certificaciones del experto.


 Manuel Cabello Janeiro

Ubrique, mayo, 1.977
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Queremos agradecer a Manuel Jesús Venegas el gran trabajo que ha realizado con la transcripción de los textos de esta Memoria.
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jueves, 14 de noviembre de 2013

Ocurris, un regalo de cumpleaños para don Manuel Cabello Janeiro

Ocurris de Ubrique, nuestro yacimiento romano
Fotografía de Francisco Cabello

Por Esperanza Cabello
Hoy, quince de noviembre, sería el cumpleaños de nuestro padre. Había nacido el 15 de noviembre de 1931 ("El año de la República" decía él) en la plaza de la Verdura de Ubrique.
Sus grandes pasiones eran, por este orden, su familia, su pueblo, su profesión y Ocurris, el yacimiento romano por cuya conservación, cuyo conocimiento, su protección y su puesta en valor estuvo trabajando toda su vida.
Y, como es su cumpleaños, traemos dos regalos: el primero, esta foto de Ocurris hecha por Francisco, y el segundo, uno de sus propios escritos, publicado en agosto de 1972, en el que trataba la influencia que sus trabajos tenían en el porvenir turístico de la zona.

INFLUENCIA EN EL PORVENIR

TURÍSTICO DE LA ZONA DE LA

SERRANÍA GADITANA, MOTIVADA POR

LA ACTUACIÓN Y TRABAJOS

REALIZADOS POR EL GRUPO 208 DE

MISIÓN RESCATE DEL COLEGIO

NACIONAL

DE

UBRIQUE- CÁDIZ
POR MANUEL CABELLO JANEIRO

Agosto- 1.972

Creemos no debemos dejar en el olvido, aparte de haber relacionado ya en nuestras memorias y relatos sobre el álbum fotográfico, cuanto de interés histórico existe sobre el SALTO DE LA MORA, la influencia que traen consigo nuestros trabajos en el porvenir turístico de la zona de la Serranía Gaditana, donde está enclavado Ubrique, patria y sede del Grupo de Misión Rescate nº 208, del Colegio Nacional.

            Primero fue  captar la voluntad del pueblo, y después trasponer por lo alto de sus montañas. El grupo fue calando muy hondo en su provincia, hasta ser casi una “estrella” en el Programa.

            Para evitar malos entendidos, hemos de aclarar que al escribir esto no nos guía la vanidad ni la presunción, sino satisfacciones íntimas que poseemos tras un largo camino recorrido.


            Hagamos historia. En marzo de 1.967 el Grupo 208 se forma. Entonces cinco peques, hoy ya hombres, con sus maestros al frente, ponen toda su ilusión en el Columbario. E incluso, creyendo que si se comunicaba al Programa la existencia del monumento ya estaba todo terminado, se remiten unas memorias que por incompletas, no son admitidas. Es entonces cuando de verdad se comienza a trabajar. Por aquel verano (del 67) viene un grupo de espeleólogos a Ubrique muy vinculado a la antigua Comisaría de Excavaciones, al frente de los cuales viene don Luis Mora Figueroa. Es este Señor el que nos pone en contacto con don Salvador de Sancha Fernández, por entonces Prospector, y en la actualidad, de todos conocido, Inspector de Zona Arqueológica, Director del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, y Director de las Excavaciones del Salto de la Mora. Don Salvador en esas mismas fechas, nos visita, y él será el encargado de transmitir nuestra inquietud a don Juan de Mata Carriazo, catedrático y arqueólogo de la Universidad de Sevilla, que nos visita en Febrero del 68.

            A la visita que realizamos al Salto de la Mora asisten D. Juan de Mata, don Salvador de Sancha,  el Alcalde de Ubrique, varios concejales, algunos señores y el Grupo 208 al completo.

            Poco después es la Directora del Museo de Cádiz, doña Concepción Blanco la que acompañada por nosotros asciende a la zona del Salto de la Mora.

            Mientras tanto nuestro Programa, tanto de Radio como de T.V.E., no para de emitir informes enviados por el Grupo. El interés arqueológico del Columbario así lo requiere, y es así como el nombre de Ubrique, famoso ya por sus artículos de piel, comienza a conocerse por Misión Rescate. Durante el curso 69-70, tenemos anotado como cosa curiosa, que Ubrique fue llevado a la pequeña pantalla 13 veces. Todo un récord. Tan conocido es ya Ubrique en nuestro Programa, que aparte de un Trofeo de Plata se le concede en Julio de 1.968, un premio de Promoción al Turismo dotado con 25.000 Ptas.


            El Grupo, como en posteriores ocasiones, lleva regalos de los manufacturados ubriqueños a Madrid. Estas piezas de la artesanía ubriqueña, son obsequio de los fabricantes de acá.

            El entonces ganador del Trofeo de Oro, Grupo de Aguilafuentes, es invitado, y en nombre de nuestro Ayuntamiento, por nosotros, a compartir unos días en Ubrique.

            Ubrique, entero los recibe. Sobre todo miles de niños se apiñan a su alrededor, para tributarles un cálido homenaje. Creemos que los componentes de ese Grupo, jamás podrán olvidar su estancia en esta.

           

            Continuamos con nuestros trabajos. Demostrada la autenticidad del Columbario, queda su estudio y excavación. 35 meses nos llevan estos trabajos. Mientras tanto, acometemos los estudios en el pago de la “Bovedilla” (cuyas excavaciones también están previstas) cuyos trabajos son premiados, en verano 70, por una Mención de Honor. Por trabajos anteriores el Grupo es premiado con el Primer Premio al Mérito de Misión Rescate, Placa de Bronce, entrega que se hizo en Sevilla, con gran alarde de Prensa y Radio. Nuestro Ayuntamiento, en muestra y gratitud al Programa, concede, en sección plenaria, el nombre de Glorieta de Misión Rescate, a una plazuela de la Avenida Cardenal Herrera Oria.

            Las prensas regionales se ocupan de Misión Rescate de Ubrique.


            El curso 70-71, nos lo pasamos en el estudio y catalogación de una fábrica de curtidos antigua. Todo el utillaje se salva, no sin gran peligro por nuestra parte, ya que se encuentran en tenerías muy abandonadas y en ruinas. A instancia de nuestro programa montamos la famosa exposición (febrero 71) Colección Rescate y Museo de Curtidos, visitada por nuestras autoridades provinciales y muy importante, por numerosas autoridades nacionales, que con motivo de la visita a Cádiz del Príncipe de España, le habían acompañado, y que a su vez giraron visita a Ubrique.

            En julio de ese mismo año, 71, es nuevamente premiado el Grupo con otro Trofeo de Plata.

            Muy reciente tenemos un premio, compartido con Triana, a la mejor Colección Rescate, y que ha sido entregado en Sevilla.


            Dejando aparte la resonancia nacional en estos Trofeos, conviene  ir relatando otros pormenores, que intervienen directamente en la importancia turística de la zona.

            Como las excavaciones oficiales no llegaban (hemos dicho antes que tardaron en venir cerca de tres años) muchas personalidades, provinciales, regionales y nacionales, recibieron noticias nuestras, por los más diversos conductos.

            Vamos a recordar algunos nombres: donPedro Valdecantos García, Delegado Provincial de Educación y Ciencias. Nuestro Gobernador Civil. doña Concepción Blanco, Directora del Museo de Cádiz. Directores de los periódicos Diario de Cádiz, ABC de Sevilla y Sur de Málaga. La señora Fernández Chicarro, directora del Museo de Sevilla. Don Antonio Calderón Quijano, Rector de la Universidad de Sevilla. Don Manuel Sotomayor, Catedrático de la Universidad de Granada. Don Gustavo Grumer, Director del Instituto Alemán de Madrid. Don Juan de Mata Carriazo, Catedrático de Sevilla…

            No cabe duda de que estas relaciones dan el triunfo definitivo para que las excavaciones sean efectuadas, y que por ende, el nombre de Ubrique y de su Grupo de Misión Rescate sea conocido.

            Claro que el conocer el nombre de Ubrique, es no conocerlo. Hace falta visitarlo. Y es con motivo de la excavación, cuando de verdad se le conoce. Y al tomar contacto con él, es el momento de estrechar unos lazos muy difíciles de quitar entre visitante y pueblo. Si no que lo digan, a parte de los anteriormente nombrados, los señores que nos honran con su visita: D. Juan Pedro Garrido, Catedrático de Madrid, D. Mariano del Amo, Director del Museo de Huelva, D. Fernando Portillo, Presidente de la Diputación Gaditana (que dio 150.000 ptas para las excavaciones), D. Jesús de las Cuevas, famoso literato, don Antonio León y Majón, Procurador en Cortes…, y por último, por no ser más extensos, la de don Martín Almagro Bach, Comisario General de Excavaciones, que promete la continuidad en los trabajos.


            Queremos dejar un huequecito aquí para recordar las dos gratísimas visitas de nuestro Director de Programa don Aníbal Arias Ruiz, que sin lugar a duda por afinidad, ha quedado hecho un ubriqueño más. Que lo digan a la gente del Carril.


            Por último, Ubrique es incluido en la Ruta de los Pueblos Blancos. Un equipo del Ministerio de Información y Turismo viene a nuestro pueblo para captar con sus cámaras cuanta belleza hay por doquier. Como no, nuestro maestro-jefe, los atiende, y quedan para la posteridad, fotos de nuestro Salto de la Mora (hay varias en el álbum). ¿Qué cómo vinieron a Ubrique?, habría que preguntárselo a Misión Rescate, y a su Grupo de Ubrique.


            Creemos, muy sinceramente, que cuando se viene a Ubrique, cualquier visitante, en su programa de visita están incluidas dos cosas: LA PIEL DE UBRIQUE Y MISIÓN RESCATE DE UBRIQUE.





Ubrique – Agosto de 1.972

lunes, 11 de febrero de 2013

Estudio y posterior valoración del Salto de la Mora, 1972



M
   E
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        O
           R
              I
                A
                   S
 
Grupo de Rescate 208 del Colegio Nacional de Ubrique
VI Campaña 71/72
 
Objetivo:
ESTUDIO Y POSTERIOR VALORACIÓN DEL
SALTO DE LA MORA
UBRIQUE (CÁDIZ) AGOSTO 1.972
 
 
 
 
 
 
            Hablar o escribir sobre temas tan importantes como nuestro Salto de la Mora, es como entregarnos a una grata tarea, donde el descanso o la fatiga no existen. Nuestro Grupo 208 de Misión Rescate, vive, ha vivido y vivirá, en torno a la grandeza allí existente, los mejores momentos de sueños insospechados.
           
No cabe duda que hay cosas que en nuestras mentes infantiles apenas si tienen sitio para estar. Es imposible que, en nuestras cortas edades, podamos advertir qué y cuanto bello hay en rocas que van saliendo a la superficie, o en elementos arquitectónicos hundidos de por siglos.
Pero, eso sí, hay un Maestro que nos enseña y unos Profesores, que de vez en cuando nos alumbran, y vamos conociendo, poco a poco, el por qué de nuestra historia
Y amparados por estos elementos antes señalados, vamos a relatar en estas MEMORIAS todo cuanto ha acontecido, allá arriba. En esa peña a cuyo regazo está Ubrique.
En una enorme roca, de forma tronco-piramidal, de tipo triásico, despoblada casi de arbustos y malezas, de casi 4 Km. de perímetro en su base inferior y unos 3 Km. de perímetro en su base superior, se encuentra en su meseta el lugar conocido por el Salto de la Mora.
Había muchas leyendas sobre ella. Se decía que el “moro” perseguía a su hija porque tenía amores con el “cristiano”. Ella, que quiso cumplir con el “cristiano” renegó de su fe y ante la persecución se arrojó por una de aquellas agrestes laderas. Claro que esto no ocurrió. Porque sabemos que los moros no vivieron allí arriba. Tenían otros sitios.
También se hablaba, y de un pequeño pozo allí existente, del “baño de la reina”. Pero, ¿quién iba a sospechar que aquel “baño de la reina” fueran unas auténticas “termas”.
La “pila de la reina”, la “mezquita” y muchas otras palabras denominaban lugares a los que las gentes del pueblo estaban acostumbradas a escuchar de sus antecesores.
Pero he aquí, que gracias a la piqueta de los arqueólogos, aquellas palabras se transformaron.
Al igual que el “baño de la reina” se transforma en “termas romanas”, la “pilita de la reina” se convierte en bella fuente. También romana. Y la “mezquita” en interesante y único “columbario”.
Se nos queda atrás “el castillo”, que en su excavación da lugar a una interesante vivienda. Y todo de una, pero que de una buena época.
Su situación, privilegiada por su altura, como todas aquellas que el hombre primitivo había escogido, no tiene nada que desear con respecto a su defensa. Nos causa vértigo cada vez que asomamos nuestras cabezas a sus precipicios. Calculamos su altura de unos 100 metros, casi en vertical, sobre las orillas del río de Ubrique. La foto que en nuestro álbum “MEMORIA”, acompañamos, no está tomada desde ningún avión ni objeto volador; está tomada, escuetamente desde uno de sus frontispicios. ¡Impresionante! ¿Verdad?...
Pues bien, sobre esta mole gigantesca, se asienta, una gran llanura, partida por una elevación del terreno, y que se le denomina Salto de la Mora, y que también se le conoce por Benalfeliz o Benalfí.
Y sobre ella, se suceden distintas civilizaciones, desde el hombre primitivo, a un asentamiento romano, perfectamente definido y corroborado por las certificaciones técnicas que acompañamos a nuestras MEMORIAS.



 


Aunque seamos reiterativos conviene destacar aquí el cómo y el por qué llegamos al punto final de las excavaciones en el Salto de la Mora.
Ya se sabe que entre Ubrique y el Salto de la Mora se rescató un Columbario en anteriores campañas. Su estudio está perfectamente definido. Pero nuestra “misión”, no quedaba encerrada en el estudio de dicho monumento. Nuestros ideales iban encaminados al completo estudio de la zona. Motivos teníamos.
Recordamos, perfectamente, como en los principios de nuestros trabajos en Misión Rescate, así como en sucesivas visitas, habíamos encontrado varias piezas primitivas, hachas, punzones, percutores…, y que hoy día son glorias para Ubrique; recordamos, también, como en estas excursiones recogíamos en superficie, cantidades inmensas de restos de cerámicas, de todas las variedades y especies, plomos, bronces y varias monedas; sin lugar a duda destacamos aquella que encontramos en la primera campaña, ibérica y de plata. Aquellos hallazgos nos llenaban cada día de más y más interés por saber que había exactamente en el Salto de la Mora. Esta inquietud nuestra fue llevada a los técnicos, que con su saber y su dirección maestra eran los únicos que podían hacerlo.
Pero antes estaba el Columbario. Primero su rescate, y después su valoración nos llevaron más de tres años de trabajo. Como es lógico, también sobre esto existe constancia en el programa. De cuantas vicisitudes como hubo para que el Columbario, fuera excavado y estudiado, hay mucho escrito, pero es el tesón de nuestro Grupo 208 el que sin lugar a duda consigue, que la piqueta de los arqueólogos, valga la metáfora, suba arriba. No hay mucha distancia entre el Columbario y las excavaciones. Pero esa distancia había que salvarla. Y ahí es donde está verdaderamente nuestra labor. Insistir, insistir hasta que se consiguió.
Creemos muy importante, aparte de nuestros deseos de que el Salto de la Mora se excavara, es nuestra aportación en materiales encontrados y que formaban parte de nuestra Colección Rescate. No hemos dudado en absoluto de hacerlo así, ya que sabíamos, que por su interés eran valiosos elementos de juicio para que las excavaciones se ampliaran, y como bien nos dijo D. Salvador de Sancha, del cual nos sentimos orgullosos como amigo y Profesor, en carta que conservamos como reliquia, que gracias a nuestra labor se llevarían en Ubrique “…. unas campañas de excavaciones jamás soñadas...” Y así va siendo.
Haciendo alusión a estos anteriores párrafos hay que hacer constar aquí, lo que en CERTIFICADO que adjuntamos a estas MEMORIAS, nos justipreciaba D. Salvador de Sancha con fecha 15 de mayo de 1.971: “…hemos de dejar expresada aquí nuestra gratitud y más viva felicitación a los componentes y Director del Grupo (208) de Ubrique que, con el mejor espíritu y amor a nuestra Historia han sabido realizar una prospección realmente importante y respetar, vigilar y conservar intacto el yacimiento, de acuerdo con la Ley, dejando a la responsabilidad de los técnicos el desarrollo de los trabajos de investigación…”
Quizás uno de los elementos que más hayan influido en atraernos la voluntad de los arqueólogos (a pesar de que el yacimiento sea muy interesante) es el haber colaborado en sus primeras planificaciones, con la entrega, como antes hemos dicho de algunos materiales. Una entrega, que a fuerza de ser sinceros, ha sido franca y noble. Pues desde el primer momento, quizás por un desmedido afán de egoísmo, podíamos haberlas dejado en nuestra selección, pero comprendimos, que eran elementos de juicio, para que se hiciera un estudio detallado en el Salto de la Mora. Y estas piezas, ya en nuestros Museos, son sin lugar a duda blasones para Misión Rescate.
Recordamos de entre ellas una punta de flecha, huesos fosilizados de hombre y animales, encontrados en la Cueva del Berrueco (término municipal de Ubrique), un par de hachas neolíticas en perfectísimo estado, un hacha en bronce, y algunas monedas que los chicos entregaron a los arqueólogos. Una fístula, del periodo del bronce, en perfectísimo estado, y la mejor pieza entregada, ya en el Museo de Cádiz, una fístula de bronce, al parecer cabeza de toro, que hemos presentado esta Campaña como un objetivo más. Todo ello sin recibir gratificación alguna, solo por el hecho de haber colaborado.
Recientemente, y enterados de que un campesino había descubierto una fenomenal hacha de bronce (tiene 20 cm. de longitud) fuimos a visitarle (con ánimos de saber de done habían salido). El sitio no lo conocemos aún, pero sí conseguimos traernos la pieza y que actualmente está en Sevilla.
Creemos, por una parte, que estas desinteresadas entregas, han causado impacto en la voluntad de los arqueólogos, de los cuales, ha sido D. Salvador de Sancha Fernández, actual Director de las excavaciones ubriqueñas y a su vez Director del Museo de Arte y Costumbres populares, de Sevilla, e Inspector Regional de Excavaciones, el que con más cariño se ha entregado a ubrique.
Por un lado estas entregas, que suponen horas y horas de rastreo y busca de todo el Grupo, y por otro esa constancia sin fin, manifestada por nuestro Grupo, durante tanto tiempo. Vale aquí transcribir, otro párrafo de la Certificación habida, por parte del mencionado arqueólogo Sr. Sancha para poder captar nuestro interés: “… a la entusiasta vehemencia demostrada por el Grupo 208 que en conjunción perfecta y estrechísima con las Autoridades de Ubrique no han cesado de tomar contactos y exponer sus aspiraciones cerca de los Organismos competentes, ajenas también a los proyectos de la entonces existente Delegación de Zona y por supuesto a nuestra propia voluntad, la excavación en dicho lugar ha venido demorándose hasta que el Eximo. Sr. Comisario General de Excavaciones Arqueológicas, delegaba en nosotros la dirección de los trabajos oficiales a realizar en Ubrique…”


La excavación del Salto de la mora comienza. Es el 24 de septiembre de 1.971. Primero, en la parte más alta de la explanada, (unas 20 hectáreas). Se pincha la tierra y se inicia una cata. Es el lugar al que la gente le llama “el palacio”, y los arqueólogos le llaman “Sondeo II”. Seis o siete obreros, miman la tierra en sus trabajos. Dos alumnos de la Universidad de Madrid, llevan un “diario”.
Primero se cuadricula el terreno. Se señala una zona de 1,30 x 7 metros. Después el pico y la pala, lentamente, en capas de 10 en 10 ctm. inicia su descenso. Se alcanzan los dos metros de profundidad. Pero para llegar a ellos, cuantas y cuantas cosas han salido a la superficie. Destaquemos las más interesantes, no sin antes ver como era el terreno a medida que se iba descendiendo. Primero una tierra negra, humus, de labor, después una capa arcillosa, después una banda negra de carbón (1,30 de profundidad, vestigios de incendios), continúa otra capa de arcilla más rosada, para en los dos metros de profundidad, ser una arcilla oscura.
Estas capas de terrenos superpuestas a manera de estratos, es lo que en el argot arqueológico, se le llama estratigrafía. Y en todas estas capas materiales de muy diversa significación. Relataremos los que creemos son del mayor interés, dejando para después la obra de fábrica que forzosamente tuvo que salir, y que para el visitante actual le llama más la atención.
Materiales: Un capitel, corintio, en piedra muy dura, en la pág. nº 5 del álbum fotográfico. 42 ctm. de altura. Peso aproximado 30 kilos.
Tres fustes, correspondientes a otras tantas columnas, que no corresponden al anterior capitel, ni por material ni por medidas.
Una flauta, fragmentada, de hueso tallado, con unos 20 ctm. de longitud.
Varias monedas, en los distintos niveles, no recordando el número exacto de ellas, pero creemos recordar eran seis o siete, y que pertenecen a épocas romanas.
Cerámicas: es el capítulo más interesante de esta cata. Cada capa de tierra excavada presenta diverso material. Desde la atípica, abundante en superficie y primeras capas de rastreo, a la púnica en su fondo, pasando por tégulas, opus, sigiladas, hispánica y de importación, neolítica… Vidrios, bronces, nácar, …, restos de dolium, pesas e infinidad de materiales que dan una gran nota de optimismo a la excavación. Pero (y he aquí lo más interesantísimo de todo) al llegar al fondo comienza a aflorar una cerámica púnica y de buenísima calidad, y que gracias a la gentileza de D. Salvador de Sancha, podemos remitir fotografiada en las Memorias, foto realizada “in situ”, y que por si sola habla de su calidad, demostrando un mundo púnico en el Salto de la Mora. Estas fotos, que serán debidamente comentadas en el comentario fotográfico se encuentran en las páginas 21 y 22 del álbum.
La fábrica en este sondeo II, corresponde a unos paños, en su cara este, de piedra, argamasa y que sólo era visible por una de sus caras. A medida que se profundizaba, este muro se convertía en otro de mayor consistencia y perfección.
Como a medio metro de la superficie, se va localizando la puerta de entrada, en grandes sillares, y que está fotografiada en las páginas 19 y 20 del álbum.
Causa impacto el contemplar esta grandiosidad.
Como este sondeo se hace solo con una anchura de 1,30, más el grueso del muro Este, 50 ctm, el corredor o pasillo que queda tras la puerta descubierta, queda bajo tierra, y por tanto no puede hacerse una distribución exacta de la vivienda, en su interior, aunque los muros que sobre superficie continúan, nos dan idea de su aspecto exterior (unos 20 x 20 metros). Estos muros exteriores dan aspecto de gran consistencia, ya que en algunos sectores alcanzan el metro de grosor.


Sondeo 3º. Visto el resultado en el Sondeo II, en el que se alcanza un nivel púnico, otra cuadrilla de obreros, más numerosa, comienzan la limpieza, en otra explanada, en la que solo emerge un lienzo de muro, también de muy buena fábrica, con un talud enorme de piedras y tierras y sobre estas, una tupida red de arbustos.
Forma todo esto, a manera de promontorio, con unas medidas aproximadas de 15 x 10 metros y recortado sobre una gran elevación del terreno y dando cara a uno de los precipicios de la sierra en su parte Norte. Al igual que en el sondeo II, se cuadricula el terreno, y comienza su limpieza exterior. Esta limpieza da como resultado que a un metro escaso de superficie, aparezca la primera esquina, por cierto, redondeada. En principio se cree se trata de un torreón de murallas, dada la proximidad del precipicio. Pero no. Lentamente va apareciendo, en una magnífica fábrica, un gran rectángulo, con esquinas redondeadas, recubiertas en su interior con una argamasa de cal y restos de cerámica a manera de hormigón moderno. No cabe duda se trata de un depósito hidráulico y con unas dimensiones de 7,5 x 1,4 metros.
Mientras un grupo de obreros, van limpiando su interior, que tiene una forma definida de romboide, el resto va limpiando sus caras exteriores.
Sigamos en su interior. Claramente se ve que todo lo que hay en su interior es relleno. Enormes piedras, tierra, cerámica no bien definida, y que corresponden a muy diversas épocas. Restos de animales e incluso un hacha neolítica de 12 ctm. en muy buen estado. Y sacando, sacando tierras, se llega, nada más y nada menos que a tres metros de profundidad. Se estudia su fondo, impresionante conjunto, y se observa que como depósito hidráulico, ni tiene entrada ni salida de agua. Una incógnita que habrá que resolver en su día.
Volvamos a su exterior. Se ha ido limpiando a su alrededor. La cara de muro que no da a la pared de sierra, es decir su cara Oeste, presenta una fábrica con unos sillares fenomenales, bien unidos entre sí. Algunos alcanzan el metro cúbico de espesor. En la cara Este, la que da a la sierra, aparecen otros muros, no tan buenos como el anterior descrito pero que se continúan hasta ensamblar con la sierra. En esta parte aparece una especie de plataforma sobre el nivel alto de los muros que encierran el depósito hidráulico, y junto al ensamble indicado, aparecen unas escaleras, actualmente con cinco escalones excavados (con una anchura de un metro) que sube a la parte alta y más elevada del Salto de la Mora. En el escalón central de estas escaleras, es decir, en el nº 3 se encuentran los obreros con dos buenas monedas.
También en toda esta excavación exterior aparecen restos de cerámica atípica, sin una estructura bien definida. E incluso restos humanos, de tres o cuatro cadáveres, enterrados allí, aprovechando los huecos habidos entre los muros y sierra, y que pertenecen a épocas más recientes, posiblemente árabes, todos muy pobres y sin ajuares.
Una vez limpio este depósito y su plataforma superior, el Director de la excavación decide hacer una cata sobre el muro, en su cara Este. Su tamaño en superficie es de 3 x 2 metros, y cuando se alcanzan los 2,5 metros de profundidad, es decir casi los 6 metros desde la superficie original, se dan por terminados los trabajos, para posterior ampliación ya que la cosa lo requiere. Es precisamente aquí donde se encuentra el mejor material. Material púnico abundante y campaniense, que corre paralelo con el encontrado en el Sondeo II. Gran cantidad de filos, bocas, cerámicas, en su mayoría decoradas con pinturas rojas y negras, y sobre todo una copa, oscura, campaniense, aunque fragmentada, completa. Asas y asideros redondeos… En fin todo ello de una belleza inimaginable. La satisfacción entre los técnicos es indescriptible.


Sondeo IV. La gran llanura de la meseta del Salto de la Mora no es totalmente llana. Hay a manera de ondulación del terreno presentado a la vista del visitante un gran promontorio. Pues en ese mismo promontorio, se veía una aljibe y junto a ella, restos de muros que la gente llamaba “baño de la reina”.
La mitad de este “baño”, y muchos metros a la redonda, estaba tapado con un “majano” (aquí se le llama así) enorme de piedras. Con una altura de casi los tres metros. Toneladas y toneladas de piedras. Poco a poco fueron quitándose estas hasta dejar totalmente limpio el sector. Estos trabajos se hicieron en una superficie circular de unos 500 metros cuadrados. Lo que más nos llamaba la atención (aquí si estuvo directamente el Grupo, por encargo especial de D. Salvador de Sancha) es que a medida que íbamos quitando las piedras que estaban más en superficie iban apareciendo fragmentos de mármoles de las más diversas tonalidades. En incluso paño de mosaico. Se tardó cerca de dos semanas en quitar aquel enorme talud (en la pág 27 del álbum, foto gentilmente cedida por D. Salvador de Sancha, puede verse parte del “majano”), no sin antes haber encontrado en él materiales de toda índole, de las más diversas épocas e incluso, localizadas por nuestro Maestro- jefe, cinco monedas, todas juntitas y que pertenecen, no a épocas romanas, sino a Felipe IV, posiblemente dejadas allí, olvidadas por quienes hicieron el “majano”. También conviene destacar, el hallazgo de un enorme martillo neolítico, muy interesante.
Una vez despejado el terreno de este enorme montón de piedras, se procedió a la limpieza en superficie, para ir delimitando los muros. Y aquí viene lo bueno. Aquellos “baños de la reina”, se convierten en unas termas romanas maravillosas. Depósito de agua, horno, baños rectangulares y en excedra, canales de calefacción, de conducciones de agua, vestíbulos, solarium circular y gran cantidad de departamentos. Aquellos mármoles formaban parte de las termas. Y por si era poco, un pavimento perfectamente definido en su figura, pero muy destrozado con restos de mosaicos, cuyas teselas son geométricamente bien equilibradas.
El conjunto en si de estas termas dan idea de grandiosidad, y es la pieza que más llama la atención al visitante del Salto de la Mora. En reciente visita nuestra al Salto de la Mora, hemos encontrado sobre el pavimento del Solarium, huellas de una lápida o altar y que hemos denunciado a D. Salvador de Sancha.



 


El Grupo 208 de Misión Rescate, cumple en estas excavaciones, tres funciones fundamentales, aparte, claro está de la inquietud demostrada para que se lleven a cabo los trabajos.
Es la primera la confianza que depositan en nosotros, para que el material que llevamos a la escuela, sea lavado, preparado y catalogado, en lo posible, por nosotros, en escrito que recibimos en su día y del cual tiene constancia el Programa.
Nos referimos a una carta de fecha 10/1/71 en la que, entre otras cosas se nos decía: “… he de recordarte que, así que vayas pudiendo, encargues a tus alumnos o a tu Grupo de Misión Rescate que lave, poco y cuidadosamente la cerámica…” ¡Qué mejor colaboración que esta responsabilidad adquirida!
La segunda actuación de nuestro Grupo, es la asistencia total, en el sondeo IV, buscando y rebuscando, cuanto de interés se encuentra en el “majano”, inventariándolos y clasificándolos.
Y por último, los mismos peques actúan con eficacia en ayudas que le son posibles, privándose de muchísimas horas de asueto. En el álbum fotográfico, y en la pág. 17 hay buena parte de ello. Y si se observa detenidamente dicho álbum, hay varias fotos de su colaboración en medidas.



Y cerramos este trabajo, de lo que nos sentimos orgullosos, por haber sido Misión Rescate, y por su Grupo 208 del Colegio Nacional de Ubrique quien, a la postre, consiguió, no sin mucha paciencia y trabajo, que Ubrique haya dado a la historia tres páginas envidiables. La de un mundo prehistórico, la de un mundo púnico y por fin, la de un extenso y rico romano.
Ubrique, agosto de 1.972.

jueves, 3 de enero de 2013

El Obispo Panal, por Manuel Cabello Janeiro

 Obispo Panal, Un hombre comprometido
Portada del último libro de Manuel Cabello Janeiro, publicado en 1997



Por Esperanza Cabello

Hoy traemos un regalito de Año Nuevo que nos han obsequiado Serafín Ruiz Cabello y la empresa "Cambiaformato" (especialista en digitalizar todo tipo de documentos) en el que también está presente don Bartolo:
El texto íntegro del último de los libros de Manuel Cabello Janeiro, un libro sobre un ubriqueño poco conocido hasta la publicación de esta obra que se convirtió en un hombre muy querido y apreciado en la República Dominicana: el Obispo Panal.
Precisamente fue una entrada en el blog de nuestro amigo José María Gavira sobre el Obispo Panal (y sobre nuestro padre, claro) la que nos impulsó a comenzar de nuevo con este blog (pinchar aquí para leerla). 
El último libro escrito por Manuel Cabello fue publicado  en 1997, en aquellos años habíamos comenzado a utilizar los ordenadores e internet, y  aunque aún eran los primeros pasos, es el único libro de nuestro padre del que conservabamos el manuscrito (¡en disquettes!). 
Así que Eduardo y Serafín se han esmerado haciendo un estupendo trabajo  para que podamos  disfrutar de la lectura de este libro, podemos descargarlo gratuitamente pinchando en este enlace.
Y mientras, recordamos las palabras de don Bartolomé Pérez Sánchez de Medina, siempre tan cordial y expresivo, que fue el encargado de prologar el libro.
                                                                             PRÓLOGO

      De nuevo don Manuel Cabello se ha embarcado en otro libro. He estado en algunos momentos de la gestación del mismo, y es una difícil proeza; pero siempre ha tenido madera de aventurero. Buscar y rebuscar hasta encontrar lo que pretendía, sin tregua ni descanso, un desenfreno total hasta el “eureka”, para después iniciar otra navegación por lo desconocido hasta poner orden en lo que se descubre.
      Este nuevo libro tiene algo especial, y es que don Manuel Cabello se siente atraído por el talante de un ubriqueño, el Obispo Panal, que ha dejado estela de santidad allende los mares, en la República Dominicana.
      Y todo comienza cuando monseñor Camilo visita al autor de este libro, por encargo de los Capuchinos de Sevilla, para que le informe sobre la familia de Monseñor Panal.
      Don Manuel Cabello emprende la tarea de dar con los familiares existentes del Obispo, para ir descubriendo después a la familia directa, y rompe prejuicios, y toca humanidad donde mucha gente dijo que no la encontraría. Y don Manuel quedará impresionado por el talante humano de Bernardo Panal, un gran republicano de dicho y hecho.
      Por otro lado, quiere conocer directamente la realidad que fue y sigue siendo Monseñor Panal en Santo Domingo, y para ello cruza el Charco. Allí encuentra testimonios de una devoción hacia el capuchino que llegan a asombrarle, pero averiguará la causa.
     Ubrique y Santo Domingo, dos realidades geográficas muy distantes, pertenecientes a diferentes continentes, y unidas por la vida de un hombre; en la primera, el origen, la familia, la sangre; en la segunda, el fruto de un desarrollo, la eclosión espiritual; entre estas realidades, centros de formación, Granada, Antequera…, en los que se curte en la virtud y en la sabiduría.
      “Vida del Obispo Panal “ es una aventura que rompe con unos clisés y escudriña unas vidas que tuvieron en común, además del origen, la presencia espiritual del Obispo.
Es una obra de la que uno sale, al leerla, impregnado de humanidad, admiración y santo orgullo.
 Bartolomé Pérez Sánchez de Medina.-


Obispo Panal, Un hombre comprometido
Contraportada del libro


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miércoles, 24 de octubre de 2012

Don Diego Clemencín Viñas en Ocurris, 1802





Por Esperanza Cabello
A veces encontramos documentos muy curiosos que nos hacen recordar algunas de las historias que hemos ido aprendiendo todos estos años. Buscando una  información sobre Fernando VII e Isabel II nos hemos encontrado con un ejemplar de la Gaceta de Madrid de julio de 1934.
Tenemos la costumbre, siempre que echamos un vistazo a documentos antiguos, de buscar en ellos el nombre de nuestro pueblo o de personajes conocidos, y precisamente en este número de la Gaceta hemos encontrado una necrológica muy peculiar.

 Don Diego Clemencín Viñas 1765-1834

Se trata de la necrológica de don Diego Clemencín Viñas, un erudito murciano cuya historia estará siempre unida a la de nuestro pueblo. El pobre don Diego, un cervantista extraordinario, había muerto en Madrid a causa de una epidemia de cólera después de haber escrito más de cinco mil notas para una edición de "El Quijote" que nunca llegó a ver publicada.
Muchos años antes don Diego había ingresado en la Real Academia de la Historia (en 1800) y en 1802 había sido enviado a Ubrique para informar de las excavaciones de Vegazo y los hallazgos en el Salto de la Mora.



En su necrológica, además de muchos otros informes y méritos, se trata de "las exquisitas noticias que dió a la academia sobre la antigua población, llamada Ocurris, en las cercanías de Ubrique, reino de Córdoba, y dos copias de inscripciones que presentó".
Clemencín y la historia de nuestro pueblo estarán siempre unidos por estos hallazgos:

 "A cinco leguas de Ronda y otras tantas de Arcos, un cuarto al norte de Ubrique, en la cumbre de una sierra llamada de Benafí o de Benafeliz se ven las ruinas de un pueblo considerable, entre las cuales se han hallado varias antigüedades romanas en estos últimos años. 
Hállanse frecuentemente tanto en la cima como en todos sus alrededores por largo espacio ladrillos, a veces enteros, de un grueso y  tamaño extraordinarios, tejas de rara hechura de tres cuartas de largo y dos de ancho, bordes de tinajas, losas labradas, algunas de dos varas y media de largo y  una de ancho, aljibes o cisternas, escombros y señales de edificios. 
Vénse igualmente los restos al parecer de un acueducto que se dirigen hacia la Villa de Benaocaz durante media legua. Como a 150 pasos de la cumbre, en la falda occidental existe un edificio bastante bien conservado, parte de cantería y parte de hormigón que el vulgo del país cree y llama mezquita, de que acompañan planta y elevación dibujadas geométricamente por D. Miguel de Olivares, arquitecto de Cádiz, individuo de la Real Academia de San Fernando. 
 Planos del Columbario
Al hacerse últimamente un plantío de viñas y frutales, se han hallado más de 400 monedas de las que tengo en mi poder 16, trece imperiales desde Augusto hasta Constantino Magno y tres españolas, de las cuales una es dudosa, otra de Carissa y otra de Carteya,  rarísima según el Padre Florez. 
Ocupa la misma cumbre un espacio como de 15 fanegas de tierra, ceñido de una cerca particular de paredes fuertes. Aquí es donde se hallan las antiguallas más notables, trozos con columnas, fragmentos de piedras con algunas letras, y sobre todo dos pedestales con dos inscripciones bien conservadas que son las siguientes:

I
IMP.CAESARI DI
VI ADRIANI E DIVI TRA
IANI PARE NEPOTI DIVI
NAERVAE PRONEPOTI
PIO HADRIANO ANTONI
NO AUG. PIO PONTIFICI MAX.
RR.POTEST V COS III PP
PUB.OCURITANOR.
CRETO DECURIONUM
D.D.





                                   Fotografías de las lápidas halladas en el Salto de la Mora
                                 Romero de Torres, 1908.  Catálogo Monumental de España


II
IMP. CAESARI
M. AURELIO COM
MODO ANTONINO
AUG.PIO FELGER
SARM. PON. MAX
TRIB.P. IIII IMP.X
COS. V PP. RES P.
OCURITANORUM
DECRETO DECURI
ONUM D.





Junto al pedestal de esta última inscripción se halló una estatua de hombre sin cabeza vestido con una piel de león, circunstancia que arguye ser de Cómodo y hace más que verosímil estuviese colocada sobre el pedestal contiguo. Aparentemente debió haber otra de Antonino sobre el pedestal de su inscripción, cuyo hallazgo no es acaso difícil. 
Otra estatua se ha encontrado de mujer asimismo sin cabeza, el cuerpo y pechos rodeados de serpientes, cuya cabeza como la de Cómodo está tal vez aguardando que una mano diligente las saque del polvo y ruinas.
Omito varias observaciones sobre la lección y ortografía de las inscripciones. Las personas que me han comunicado estas noticias, se inclinan a creer que el edificio de la falda occidental de la sierra fue un baño, que los aljibes con algunas murallas son obra de moros, que el paraje de la cumbre donde se hallaron las inscripciones era un templo; que la estatua de mujer es de Proserpina.
 Pero sobre todos estos puntos no se puede juzgar con acierto a tanta distancia. Lo que resulta con certidumbre es  la existencia de una población considerable llamada Ocurris, que subsistía ya en tiempo de Antonino y duró por lo menos hasta el de Constantino. Su situación fue en el monte Ilipula,  como llamóTolomeo a las sierras de Ronda: y con arreglo a la descripción que hizo Plinio de España, estuvo en la Céltica Bética, y pertenecía al convento jurídico de Sevilla.

Madrid 16 de julio de 1802
Firmado por Diego Clemencín